En el artículo se brindan algunas sugerencias destinadas a los padres que atraviesan este período junto a sus hijos.
Durante esta época del año, los niños comienzan o retoman sus actividades escolares. Este es un período intenso que trae consigo nuevas rutinas, cambios de horario, normas por aprender, relacionarse con nuevos compañeros, reencontrarse con los de años anteriores, conocer a la nueva maestra y también descubrir un espacio donde jugar y aprender. Estos cambios no deberían ser traumáticos, pero si llevarán un tiempo, ya que por lo general la acomodación a un nuevo entorno se da de forma progresiva.
En este recurrente proceso de adaptación y readaptación que se repite año tras año, debemos motivar a los niños para poder disfrutar en el colegio, dentro del aula, en los recreos, como así también, en la vida social que llevan a cabo a partir de sus relaciones escolares. Es importante que los padres, estén atentos y compartan con sus hijos este aprendizaje que no puede separarse de lo afectivo-emocional y su equilibrio es fundamental para esto.
Algunas estrategias que podemos tomar como aliadas para aplicar durante el período de adaptación se detallan a continuación:
- Ajustar progresivamente los horarios de la casa a los horarios escolares. Es conveniente que su día esté organizado y sin prisas.
- Anticipar al niño con lo que se encontrará en la escuela, explicándoles a donde irán, que harán allí, con quienes estarán. De esta forma podremos apartar las tensiones y ansiedades que se puedan presentar.
- Motivarlos, creándoles expectativas de las actividades que realizarán y luego preguntarle por ellas, demostrando interés por lo aprendido durante el día.
- Manifestar una actitud positiva cada día al despedirnos y recordarles que estaremos al finalizar la jornada.
- Mostrarnos pacientes y comprensivos por su vida escolar, hará que los niños se sientan más seguros.
- Tener un contacto fluido con los docentes a cargo, ayudará a despejar dudas y estar informados sobre la evolución del proceso.
Cuando este período de adaptación, que suele durar entre una semana y un mes, no se lleva a cabo de la forma o dentro del tiempo que esperamos, colegio y familia, posiblemente requerirán de la ayuda de profesionales de la psicopedagogía y/o psicología que acompañen el proceso educativo, funcionando como nexo entre padres, maestros y directivos.
De esta forma se busca ampliar la mirada para responder las inquietudes que se manifiesten dentro del aula. Desde el rol psicopedagógico puntualmente se hace un diagnóstico de la situación y un trabajo de orientación, tanto a padres como a docentes, ofreciendo contención, espacios de consulta para luego brindarles propuestas que resuelvan de forma positiva las dificultades que se presenten.
A nuestros hijos no podemos quitarles todos los obstáculos que se le presenten, pero si prepararlos y brindarles las herramientas para poder superarlos. Una de estas herramientas es la expresión de sus emociones. Por ello, es importante que los escuchemos, los miremos. La comunicación es el mejor escudo que tendrán los niños frente a un mundo por descubrir.
También es importante como padres, confiar y creer en las posibilidades y capacidades de los niños como tal. Remontarnos a nuestros recuerdos primitivos, lo que nos hizo felices, lo que no tanto y lo que queremos mejorar para la crianza de nuestros hijos. Nociones de amor, unión, sostén, presencia, confianza, dedicación, límites, paciencia, una palabra de apoyo, un gesto contenedor. Sobre estas conductas se formarán cimientos firmes en los niños para desarrollarse como personas. Para esto, es importante guiarlos en valores de vida y argumentos que sostengan los mismos.
Educar a un niño para que sea feliz, tiene que ver con su autoestima y sus vivencias y de qué forma los adultos que lo rodean le muestran el mundo en continuo descubrimiento.
Dice Alicia Bayer: “El factor que más influye en el buen rendimiento académico y las buenas notas en el futuro no son los manuales, ni las guarderías elegantes, ni los juguetes caros, sino que mamá o papá dediquen un rato cada día, o cada noche, a compartir momentos de juego, lectura, dibujos y risas con sus hijos.”
Lic. María Monserrat Sosa Lagoria, Psicopedagoga. MP -P 12-3600
Miembro de Fundación Clínica de la Familia.