La autora reflexiona acerca de la importancia de la dramatización y del encuentro con otros, para modificar los patrones de relación con los demás y con uno mismo.
El psicodrama fue creado como una psicoterapia de grupo, por el Psiquiatra Jacob Leví Moreno, inspirado en el teatro de la improvisación o teatro espontáneo, donde descubre las posibilidades terapéuticas que implica la representación de las situaciones conflictivas, al vivirlas de forma activa, en el aquí y el ahora.
Consiste en actuar los acontecimientos importantes que nos atraviesan en vez de simplemente hablar sobre ellos. Esto implica explorar, mediante la dramatización, acontecimientos relevantes de nuestra historia, situaciones vitales o dimensiones de nuestra vivencia interior: sean estos pasados, presentes o futuros, reales o imaginarios, externos o internos, experimentándolos como si estuvieran sucediendo en el presente.
Una sesión de psicoterapia psicodramática puede ser individual o grupal. En ambas modalidades la estructura del encuentro es el mismo, inicia con un espacio para el caldeamiento; un tiempo para permitir que la creatividad sea posible, para poder crear un clima de seguridad, de confianza, que permita entrar en contacto con uno mismo. Luego se da lugar a la dramatización, en donde se trae al aquí y al ahora, a través de la actuación y del cuerpo, las situaciones, vivencias, sueños o conflictos que están presentes para el protagonista, teniendo la posibilidad de actuarlos y vivenciarlos, no solo contarlos. En este momento se exploran acontecimientos importantes de nuestra historia, pasados o presentes, reales o imaginados, permitiendo re-integrarlos de una manera nueva. Por último se finaliza con un tiempo para compartir, para expresar las sensaciones y vivencias que resuenan en nuestro interior después de la dramatización.
Para que poder hacer psicodrama se necesita de cinco elementos:
-Protagonista: es la persona que presenta un problema o tema a ser explorado.
-Yo auxiliar: es cada miembro del grupo que fue elegido por el protagonista para desempeñar un papel en la representación psicodramática, y que para ello, es separada del auditorio y llevada al escenario para apoyar el trabajo del protagonista.
-Director: es el encargado de orientar la acción y aplicar los principios y las técnicas apropiadas para facilitar el logro de los objetivos del psicodrama. Es la función específica del psicoterapeuta y está destinada al logro de los objetivos.
-Escenario: es el espacio físico en el que el drama se lleva a cabo. La representación requiere de un espacio dramático, el lugar de la acción. En ese espacio el protagonista, con la ayuda del director, recrea el lugar imaginario de la escena que va a representar.
-Público: está formado por los integrantes del grupo y no son pasivos, sino que participan emotivamente en la escena, empáticamente, aprendiendo y, luego, compartiendo con el protagonista sus propias vivencias y resonancias en relación a la escena protagonizada.
El objetivo fundamental en la psicoterapia psicodramática es, a través del encuentro con otros, ayudar a modificar los patrones de relación con los demás y con uno mismo, que se mantienen rígidos, ofreciendo la posibilidad de vivenciar alternativas a la propia realidad ya conocida. Por ello es importante generar grupalidad ya que la multiplicidad de sentidos que aporta el grupo como dispositivo de diversidad opera como trasformador de la visión individual de nuestra historia personal. Esta es la mejor devolución del grupo al protagonista, y lo transformador es la capacidad de resonancia grupal.
Para poder ir realizando este proceso es necesario ir recuperando la espontaneidad, que posiblemente desde hace tiempo se ha ido perdiendo. La espontaneidad siempre se traduce en creatividad, y poder vivir con y desde ella, ayudará en la búsqueda de la propia verdad y la posibilidad de un encuentro verdadero con los demás.
Moreno parte de la idea de que todas las personas nacemos con capacidad espontánea para crear. Este concepto espontaneidad-creatividad es el motor básico del crecimiento y maduración de los seres humanos. Su déficit nos lleva a tener dificultad para generar nuestras propias alternativas de solución frente a los retos y dificultades que nos plantea la vida diaria. Por ello, la esencia del psicodrama es desarrollar y trabajar a partir de la capacidad espontánea y creativa que toda persona posee. Entendiendo por espontaneidad la capacidad de dar respuestas adecuadas a situaciones nuevas o respuestas nuevas a situaciones conocidas, alcanzando mejoras significativas en nuestro desarrollo como personas. De aquí la riqueza, potencialidad y alcance del psicodrama como una modalidad educativa eminentemente práctica; como una forma de promover el crecimiento personal. Y, finalmente, como un método terapéutico y de diagnóstico, aplicable a todas las personas y en todas las etapas de la vida.
Lic. Natalia Pauletti. Psicóloga M.P. 8605
Miembro de Fundación Clínica de la Familia