El libro Clear Thinking, hace énfasis en muchos de los principios que empleamos en terapia, presentados de una manera sumamente accesible. Uno de estos principios destaca cuatro pasos para corregir o gestionar los errores. Dada nuestra naturaleza humana propensa a cometer errores con frecuencia, encuentro que estos pasos pueden resultar tremendamente útiles. No tanto porque debamos evitar a toda costa los errores, sino porque, al carecer de un enfoque adecuado para abordarlos, tendemos a negarlos o a responsabilizar a otros por nuestras equivocaciones. Provocando que caigamos en una espiral de problemas.

Así que traduje, adapte y modifiqué (un poquito) los principios para que puedan leerlos y quizás les ayude en alguna situación.

Existen tres inconvenientes al ocultar los errores: Primero, perdemos la oportunidad de aprender de ellos. Segundo, ocultar los errores puede convertirse en una práctica habitual. Tercero, al esconder los errores, a menudo empeoramos la situación.

Reconocer los errores y corregir el rumbo de acción no solo nos ahorra tiempo y recursos, sino que también nos capacita para evitar la repetición de errores en el futuro. Los errores, lejos de ser simplemente tropiezos, se revelan como oportunidades valiosas para acercarnos al tipo de persona que aspiramos ser. Abrazar la transparencia y la corrección activa ante los errores nos permite crecer y evolucionar de manera constante.

 

Cuatro pasos para enmendar un error

  1. Acepta la responsabilidad
  2. Aprende del error
  3. Comprométete a hacerlo mejor
  4. Repara el daño lo mejor que puedas

Acepta la responsabilidad

Para ejercer un auténtico control sobre tu vida, resulta imperativo reconocer y aceptar cualquier error que puedas cometer. Incluso cuando la responsabilidad no recae completamente sobre tus hombros, es crucial asumir que el error se convierte en tu problema, y, por ende, desempeñas un papel fundamental en su manejo o reparación. Asumir esta perspectiva te posiciona en un camino hacia el crecimiento personal y el éxito.

Con frecuencia, al enfrentarnos a un error, nuestras respuestas emocionales tienden a tomar las riendas, llevándonos a quejarnos o negar la realidad. Este patrón de reacción, lamentablemente común, solo consigue debilitarnos y obstaculizar nuestra capacidad para abordar y resolver el problema de manera efectiva. Es esencial comprender que el reconocimiento y la aceptación rápidos de nuestras responsabilidades en situaciones problemáticas nos proporcionan una ventaja significativa, incrementando nuestras posibilidades de mejorar nuestra posición y actuar con mayor éxito. En lugar de sucumbir a la parálisis emocional, abrazar la responsabilidad nos empodera para afrontar las adversidades con determinación y encontrar soluciones constructivas.

Aprender del error

Dedica tiempo consciente a reflexionar sobre tu contribución al error, explorando a fondo tus pensamientos, emociones y acciones que te condujeron a esa situación. Esta introspección profunda es esencial para comprender la verdadera naturaleza del error y aprender de él. Incluso en situaciones de emergencia, comprométete a reservar un espacio posterior para reflexionar y analizar detenidamente el incidente.

La identificación de las causas subyacentes del problema es crucial para su reparación y, más importante aún, para prevenir su repetición en el futuro. Evita caer en la trampa de repetir el mismo error una y otra vez; aprende de cada experiencia para fortalecer tus habilidades y decisiones.

Si te encuentras en la etapa de reflexión y te descubres culpabilizando a otras personas por el error o expresando pensamientos como “esto no es justo” o “¿por qué a mí?”, es una señal clara de que aún no has aceptado plenamente tu responsabilidad. Regresa al primer paso y enfrenta tu contribución al error con honestidad y apertura. La aceptación de la responsabilidad es fundamental para el crecimiento personal y la evolución positiva en el manejo de situaciones desafiantes.

Comprometete a hacerlo mejor

Elaborar un plan estratégico es fundamental para mejorar tu desempeño futuro y evitar la repetición de errores pasados. Este plan debe ser meticuloso y diseñado para reconocer y abordar tus puntos débiles específicos. Aquí, es crucial adoptar un enfoque proactivo al identificar los desencadenantes o patrones que contribuyeron al error inicial.

En primer lugar, realiza un análisis detallado de las circunstancias que rodearon el error, identificando cualquier brecha en tu conocimiento, habilidades o toma de decisiones. Una vez que hayas identificado tus áreas de mejora, establece mecanismos para corregirlos y también mecanismos de seguridad que te ayuden a prevenir la recurrencia del problema. Por ejemplo: “Cuando estoy muy enojado puedo desinstalar Instagram para no enviar mensajes de texto enfurecido a mi pareja”. Estos mecanismos pueden incluir el establecimiento de límites claros, o incluso la ayuda de otras personas.

No subestimes la importancia de la autoevaluación continua. Reflexiona sobre tu progreso regularmente y ajusta tu plan según sea necesario. La adaptabilidad es clave para garantizar que tu estrategia de mejora sea efectiva a lo largo del tiempo.

Además, considera establecer metas alcanzables y medibles que te ayuden a evaluar tu progreso. La implementación de un sistema de retroalimentación, te proporcionará información valiosa para ajustar y fortalecer tu plan de acción.

Recuerda, el cambio de comportamiento sostenible proviene de la acción deliberada y la planificación reflexiva. Al abordar tus puntos débiles con un enfoque estratégico, estarás en camino de mejorar tu desempeño y evitar la repetición de errores en el futuro.

Repara el daño lo mejor que puedas

En muchas ocasiones, los errores son susceptibles de reparación, especialmente cuando se ha establecido una relación a largo plazo y tu conducta ha sido coherente a lo largo del tiempo. La duración y la consistencia de tu relación con alguien son elementos cruciales que facilitan la reparación de un error. No obstante, es importante comprender que este proceso no ocurre de manera instantánea. Al igual que una herida requiere tiempo para sanar, la recuperación de una relación también demanda paciencia y esfuerzo continuo.

Aceptar el impacto de tu conducta y disculparte sinceramente son pasos fundamentales, pero no son suficientes por sí solos. La verdadera clave reside en la consistencia de tus acciones para enmendar el error y reconstruir la confianza. Demostrar un compromiso constante hacia un comportamiento mejorado es esencial para fortalecer la base de la relación.

Cabe mencionar que no todos los errores son completamente reversibles. Sin embargo, lo crucial en tales situaciones es evitar que la situación empeore. Tomar medidas inmediatas y proactivas para detener cualquier deterioro adicional se convierte en una prioridad.

La reparación de errores implica un proceso gradual y requiere esfuerzo continuo. La consistencia en tus acciones y la disposición a aprender de la experiencia son elementos clave para construir y fortalecer relaciones, incluso después de cometer errores.

 

Fuente: https://www.psyciencia.com/4-principios-para-manejar-los-errores/

 


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