En este artículo, la Lic. Regina D´Agliano se refiere a nuevos aspectos sobre la importancia de una visión psicosocial de los casos de agresiones

La violencia es un fenómeno complejo que muchas veces comienza en el hogar, es una conducta que se repite y se expande, trascendiendo a la persona, afectando a la familia y a la sociedad en general.

Lamentablemente está en todas partes, en los hechos cotidianos, incorporada en los individuos, en sus relaciones y en la familia.

La vemos en los castigos corporales y psicológicos, en el abandono físico o emocional de menores y ancianos, en el enfrentamiento entre naciones fuertes y débiles. También en las relaciones laborales, en donde una de las partes no puede a veces pedir justicia ni lograr salarios más adecuados, ni tampoco elegir qué tareas desea realizar. Una de las partes ejerce el poder sobre la otra.

Para comprender mejor este fenómeno es necesario que la veamos en un contexto más amplio, el contexto de nuestra sociedad donde se generan y se promueven las guerras, los genocidios y la corrupción. Se manipula a las personas a través de los medios: la publicidad, los diarios, la televisión, Internet. Se fomenta el desarrollo de una sexualidad básicamente genital  e irresponsable, se priorizan las ganancias y no las personas ni la ética. Se justifica cualquier medio para lograr objetivos. Se depreda constantemente y compulsivamente  la naturaleza.

Vivimos en un consumismo inmoral junto a grandes sectores sumidos en la pobreza y el hambre, con intolerancia y discriminación hacia los más débiles y los diferentes, multiplicándose cada vez más todo tipo de adicciones.

Este mundo en el que vivimos responde a un modelo, una forma de concebir al mundo, a las personas y las relaciones. El modelo que hoy prevalece en nuestra sociedad promueve la dominación, el control, el poder, la obtención de victorias, como fines en sí mismos. Un modelo donde participamos y recreamos una sociedad violenta, una sociedad con asimetría en las relaciones humanas, en las cuales uno es el dominador y el otro el dominado, relaciones de opresor-oprimido. Este modelo al que se hace referencia es la llamada ‘cultura patriarcal’.

En el intento de mirar la violencia, queremos explicitar que en la misma no sólo se niega la existencia del otro sino que a la vez se niegan aspectos de nuestra propia existencia, limitando la autenticidad y la completud del ser, por lo cual hablamos de una auto-violencia internalizada y de una incompletud del ser. El modo de relación con el entorno refleja el modo de relación con uno mismo. Explicándolo de otro modo, se estructuran dinámicas intra personales de opresión y sometimiento, además de las dinámicas opresivas en nuestras relaciones con los otros y con el ambiente en el que vivimos.

Se hace necesario recalcar que no es que el hombre sea naturalmente violento u opresivo, sino que la violencia es una conducta que se aprende al ver y experimentar, como también se aprenden la vulnerabilidad y la indefensión de diversas formas en el seno de una sociedad. Este modelo vincular instala una dinámica de recíproca influencia, de mutua dependencia, que se retroalimenta, produce acostumbramiento, dificultando la visibilidad del mismo. Cambiar este modelo exige conocerlo y desarmarlo para su transformación. Se impone salir de esta perspectiva de pensamiento y de conducta, de una ideología que nos mantiene como rehenes.

Necesitamos  reflexionar  y cuestionarnos cuán influyentes o vulnerables somos en los hechos de la vida; cuán responsables o culpables somos para hacer que estos hechos sucedan, y cuán inocentes somos, para mirar luego qué es lo que se quiere promover. Qué modelo se avala, se refuerza, se impone legitimándolo. Cómo no contribuir a la naturalización ni a la reproducción de la violencia en los diferentes ámbitos de nuestra existencia. Cómo evitar los estereotipos. Cómo no ser cómplice. Cómo promover una conciencia crítica. Cómo reafirmar y promover modos sanos de vincularnos tanto con nosotros mismos como con los otros.

Con esta formación en Violencia nos proponemos contribuir al avance de la concientización de las pautas internalizadas de dominación–sumisión para aportar a su disolución y promover la construcción de vínculos nutricios. El comprender estas dinámicas inter- intrapersonales de opresión y violencia nos abre las puertas a que interaccionemos en el mundo en relaciones democráticas, en cooperación y entre individuos autónomos.

Nuestra tarea es reflexionar y actuar cada uno desde el lugar en que nos encontramos, comenzando por las actitudes, por las acciones y las conductas propias,  promoviendo cambios a nivel personal, familiar y comunitario que ayuden a la transformación del paradigma.

Invitada:
Lic. Regina D´Agliano,
Psicóloga (M.P. 2632). Esp. en Psicología Clínica (M.E. 529)

Sábado 12 de Julio 2014


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