El autor del libro: “Centinela de tus sueños. 7 pasos para lograrlos”, explica acerca de los aportes de esta ciencia al desarrollo de la persona-deportista
Con el paso de los años, la sociedad cambia, algunos dicen que para bien y otros opinan que no es tan cierto. Y juntos y de la mano, la sociedad y el deporte se han convertido en una dualidad tan fuerte, que a todos los males de la sociedad el deporte los canaliza.
Muchas situaciones pasan en la vida cotidiana de las personas, muchas de las cuales nos las pueden resolver en el momento justo e indicado, ni cuentan con las herramientas necesarias para poder afrontarlas.
En mi opinión, el deporte en toda su dimensión es la escuela de la vida. Y dentro de los 12 y 18 años es la universidad de la vida, donde se prepara a la persona-deportista para enfrentar situaciones de la vida con un mayor cúmulo de experiencias que han podido resolver en esa etapa.
Por ello, es fundamental poder brindarle desde el deporte la mayor cantidad de herramientas no solo en lo técnico, táctico y físico, sino también en el orden psicológico.
Y aquí aparece una de las áreas que empieza a reconocerse a pasos lentos y precisos, como lo hace el elefante, como es la psicología del deporte.
En la psicología del deporte, nos ocupamos de 3 constructos muy importantes, los cuales son: pensamiento, sentimiento y acción.
Cuando hablamos de pensamiento, nos referimos al orden mental y todo lo que pasa por ella, como son las palabras y las imágenes. En cuanto a lo sentimental, nos referimos a las emociones que se presentan de forma positiva, alegría, felicidad, o negativas, ira, fatiga. Y por último, donde se descargan las dos primeras, la acción, la conducta.
En muchos casos, padres de deportistas, vienen a una entrevista y me cuentan de que sus hijos tienen conductas dentro de la cancha que no son las adecuadas, que les da vergüenza, se sienten impotentes al verlos y no saben qué hacer. Y les digo sólo una frase: “Si quieres tomar un vaso de agua, no viertas en el vaso soda”. Y ahí un silencio importante, ya que se dan cuenta de que las conductas aprendidas vienen de los hogares, que son ellos el espejo que los hijos imitan. Con ello digo que muchas veces no somos conscientes de lo que hacemos, que muchas veces pedimos y exigimos sin dar el ejemplo.
Los padres necesitan entender que los cambios no se van a dar solamente por llevarlos a realizar un deporte, sino que se necesitan realizar modificaciones dentro del ámbito familiar para que no se expresen valores contradictorios. Los cambios se van a ver si de las dos partes, entidad deportiva y padres unifican valores y se capacitan constantemente para ayudar al deportista a lograr sus sueños.
El deportista empieza entrenando 2 a 3 veces por semana de un hora a hora y media por vez, y de ahí va incrementando la cantidad de días y horas. En ese tiempo necesita incorporar herramientas psicológicas adecuadas para que los entrenamientos sean de mayor calidad. Utilizando técnicas de respiración, técnicas de control mental, técnicas de control emocional, con las cuales las emociones fluyan en acciones positivas.
Es por ello que la psicología del deporte pone a disposición toda una base científica para cumplir con un gran objetivo que la persona-deportista se supere personalmente y logre un enriquecimiento humano adecuado. Y así ser una herramienta imprescindible para la vida y el deporte, logrando mayor claridad mental, canalizando las emociones y saber que: “Lo que la mente desea, el corazón lo logra más fácilmente”. “Los pequeños cambios educativos en la base familiar pueden llevarnos a la preparación integral de los grandes logros en la eternidad”.
Psicólogo M.P. 4208. Entrenador psicológico deportivo.