Ivana Bracamonte analiza las posibilidades que brinda el arte como espacio de apertura de los pacientes. Destaca el papel del actor y el del público
La psiquiatra Ivana Bracamonte trabaja con sus pacientes en talleres donde se utiliza al teatro como herramienta para favorecer la expresión de sentimientos y pensamientos en los pacientes. En diálogo con Informar para la Salud, destacó la importancia que tienen tanto los roles de los actores como los del público en estas intervenciones.
“Se observa que el teatro no es una herramienta banal, el arteterapia es fundamental para experimentar roles y, a través de esto, lograr un autoconocimiento”, sostuvo Bracamonte a la columna de la Fundación Clínica de la Familia. Luego agregó: “Hay cosas que a una persona neurótica, por ejemplo, le cuesta reconocer en uno, sirven para que lo vea como propio. Hay beneficios tanto para el actor como para la gente que ve”.
– ¿Qué herramientas brinda el teatro?
En el psicodrama se utilizan, dentro de la psicología, herramientas del teatro. El público aquí tiene el beneficio de identificarse con determinadas características del personaje. Así, en una sesión de teatro terapéutico uno juega rol de actor y de público, algo que es enriquecedor porque el paciente está en un ambiente de libertad para expresarse. Puede pasar que un paciente sea una persona que se coloca en el lugar de víctima, con características masoquistas de personalidad, acostumbrado a recibir golpes; con estas herramientas puede ubicarse en el lugar contrario. Puede reconocer que tiene capacidad de responder diferente.
– ¿Los trabajos son grupales? ¿No importa que tengan distintas patologías?
– Son en grupo, hay escuelas más ortodoxas que separan a los pacientes por patología, por lo que los que están en una condición más grave, como lo relacionado a lo psicótico, están reunidos en grupo. Aquí, estamos trabajando desde hace un año con un taller de expresión creativa, no sólo del teatro como herramienta. Utilizamos, entonces la pintura, la música, la danza, y todo se enriquece cuando es grupal, porque se cuenta con la mirada del otro.
“Es un proceso y se debe tener mucho cuidado. En otros países lo trabajan solamente actores, pero es un espacio en el que se busca contener al paciente, apuntando a la libertad de expresión, de todo lo que reprime”, sostuvo Bracamonte, quien aseguró que “todo es un aprendizaje”.
– ¿Hace cuánto vienen trabajando con estos talleres?
– Junto a Mabel Nieto estamos trabajando con estos talleres desde hace un año. Son talleres para los que resultó complicado convocar a la gente para un trabajo grupal, por el temor de lo que piensa o dice el otro.
La psiquiatra explicó que son grupos de 8 personas, “un número muy positivo para poder compartir, actuar y ver. Hemos tenido buenos resultados al ver la capacidad de cada uno”, dijo.
– ¿Como psiquiatras observan indicadores en la actuación?
– No hemos definido algo protocolar, pero sí se plantearon objetivos y vamos viendo el avance de cada paciente. Muchos también hacen psicoterapia y se observaron avances en la puesta de límites, por ejemplo. Como tenemos experiencia de procesos, dentro del mismo grupo lo vamos analizando, recordamos lo que experimentaron meses atrás con otra actividad, por ejemplo. Al final de cada encuentro, todos dicen lo que sienten.
Bracamonte indicó que “se trabaja mucho con el teatro cuando hay dificultad en la revisión de acciones o respuestas que se repiten. Allí, el otro juega el rol y el paciente que no observa ese cambio solamente ve. Así, se enfrenta a su manera de actuar ante determinada situación”.
Explicó que por ahora no se plantea un objetivo estético con un mensaje artístico en los talleres, aunque muchas veces se puede trabajar con el objetivo de una muestra. “Más allá de que en la sesión se pueda trabajar sobre puntos individuales, se puede preparar un producto final al que se invite a los familiares y personas cercanas”, indicó.