Su consumo puede conducir a insuficiencias agudas hépaticas y renales debido a la ruptura de las células musculares. Un especialista analizó los peligros «menos conocidos» del uso de la droga.
Pasan los estudios, las investigaciones y cada vez aparecen más y nuevas evidencias del daño que la cocaína produce en el organismo de las personas. Los peligros de su consumo para la salud cerebral y la salud cardíaca fueron a lo largo del tiempo los más habituales y resonantes. Ahora se determinó que el uso cotidiano de esa droga puede conducir también a serias complicaciones tanto en los riñones como en el hígado.
El departamento de Toxicología del Hospital Fernández presentó un informe clínico en el que se resaltó la relación de la cocaína con importantes falencias renales y hepáticas en un paciente. Se trató del caso de un joven de 28 años que ingresó a una consulta por un cuadro de politraumatismos y, luego de varios análisis y la comrpobación de la existencia de cocaína en su cuerpo, se detectó una insuficiencia aguda renal y otra hepática, ambas relacionadas con el uso de esa droga.
«La cocaína puede producir estragos en todo el cuerpo, no sólo en el corazón y en el cerebro, que quizás representan los peligros más conocidos. La gente conoce los efectos más frecuentes y muchas veces ignoran los diversos daños que puede sufrir el cuerpo con el consumo de esta droga», explicó Carlos Damin, jefe de Toxicología del Hospital Fernández, profesor de la UBA y director de FundarTox.
Los daños celulares en los músculos
La ruptura de células musculares es, prácticamente, el principal problema que sufren tanto los riñones como el hígado ante el consumo de la cocaína.
En los riñones, la cocaína empieza a destruir las celulas músculares (rabdomiolisis) y eso produce que los restos se acumulen y se corra un riesgo serio de que esos órganos se terminasen tapando.
El hígado también puede sufrir un cuadro de la ruptura de células musculares y, al tratarse del único metabolizador que tiene el cuerpo humano, su mal funcionamiento puede desencadenar en insuficiencias de todo tipo en cualquier parte u órgano del cuerpo.
El caso presentado por los especialistas del Hospital Fernández reflejaba un cuadro semejante: el paciente presentaba un valor demasiado alto de la enzima CPK y eso significaba un deterioro evidente de los tejidos musculares de los órganos.
«El informe fue presentado especialmente para concientizar, tanto a la sociedad como a la propia comunidad médica. Muchas veces, pacientes se presentan con un cuadro de dolor abdominal y se niegan a decir que son consumidores habituales de cocaína. Puede ser por vergüenza, por miedo. Sin embargo, una de esas dolencias puede ser el síntoma de un cuadro como el que presentamos y nunca ser detectado», explicó Damin.
«Hay mucho desconocimiento. La gente a veces toma una aspirina y sólo piensa que le puede dar acidez. Después puede sufrir una hemorragia en el cuerpo y posiblemente ni se haya dado cuenta que la propia aspirina puede haber sido uno de los motivos», añadió.
El propio toxicólogo detalló que hasta los propios médicos también necesitan tener en cuenta este tipo de peligros, pese a que no sean los más habituales. Muchos profesionales no hacen las consultas pertinentes sobre el consumo de drogas ante dolencias que parecen cotidianas. «El mundo de la medicina es un mundo de aprendizaje y nosotros mismos tenemos que estar aprendiendo siempre», dijo Damin.
La lucha de la comunidad médica contra el consumo de la cocaína continúa su camino. Uno de los objetivos que todavía se persigue, según Damin, es el de lograr que el público se muestre cada vez más interesado al respecto. «Estoy convencido de que no hay que asustar a la gente. Cuando la gente se asusta, tiende a cerrar la persiana y deja de escuchar el consejo. Hay que hacer más programas de hábitos saludables, hay que ‘propagandizarlos'», detalló.