El Colegio de Psicopedagogos aporta su visión acerca de este momento tan especial para las familias con niños en edad escolar. Como así también, reafirma la importancia del quehacer cotidiano de su profesión.
Comenzar nuevamente un ciclo escolar tiene una implicancia importante en el ritmo de vida familiar y social. No es menor la demanda que deriva del retomar las clases, de volver a la escuela… todo debe acomodarse: horarios, útiles, mochilas… y cuántas cosas que rodean al tradicional inicio de clases.
La experiencia de ir a la escuela tiene seguramente, una diversidad de connotaciones, según las vivencias y expectativas de cada uno, sean niños, padres, docentes. Para algunos, será el momento de retomar la rutina, de volver a la realización de actividades que se van sucediendo como sin saber para qué…sin otorgarle un sentido que oriente y desafíe el diario devenir, simplemente un momento más. Para otros, será el momento de reencuentro, con aquéllos que transitan a la par en el día a día, aquéllos rostros que suscitan sentimientos y emociones diferentes por el hecho de compartir la tarea de aprender.
Dentro de esta diversidad de connotaciones, está el niño o el adolescente que aprende, que espera, que experimenta emociones, que siente, que vive…esas personitas que son el gran sentido de nuestra tarea, a quien le debemos todo nuestro amor, nuestro cariño, y a quienes nos brindamos día a día para acompañarlos a constituirse a sí mismos, para respetarlos en sus particularidades, en sus características, en su individualidad. Pero lo principal, es que en este acompañamiento, los podemos dejar ser ellos mismos, los podemos “abrazar” y permitirles, “ser siendo con otros”. ¡Qué profunda y bella es la tarea de los docentes! ¡Cuánto reconocimiento les tenemos que brindar, cuánta admiración!
En los ámbitos escolares, los niños se van constituyendo a sí mismos, en colaboración directa con los ámbitos familiares, entre los cuáles es esperable una relación fluida y colaborativa entre familia, escuela y sociedad, esto conforman un entretejido ideal para el desarrollo del niño, y para que gradualmente pueda descubrir su pasión, que es lo que definirá su vida, su futuro, sus decisiones. Como también, será lo que permitirá que los niños puedan disfrutar de la tarea de aprender yendo a la escuela. De lo contrario, se tornará en una pesada carga que podría derivar en situaciones conflictivas que repercutirán negativamente en el niño y en la vida familiar, provocando desencuentros entre padres e hijos, docentes y padres, y sería ocasión de una consulta psicopedagógica.
Desde el quehacer psicopedagógico, nuestro rol es favorecer espacios escolares auténticos y sanos que habiliten la palabra, la escucha, la comprensión, la empatía para que puedan desarrollarse de manera óptima el aprendizaje y acompañar las trayectorias escolares de los alumnos, favoreciendo tiempo para el estudio, estrategias de aprendizaje, buscando que el niño o adolescente se instale en el “Oficio de ser alumno” con todo lo que implica desde lo pedagógico, normativo y acuerdos escolares. También debemos favorecer que las familias sean partes activas en la educación de sus hijos, estimulando rutinas, hábitos, diálogos, respeto y cumplimientos de tareas.
Es nuestro gran desafío trabajar para que los niños sean alegres, felices y logren compartir y disfrutar de la escuela. Que los niños y adolescentes tengan una mirada más positiva de la escuela y le encuentren un sentido, una utilidad, también depende de todos.
Invitadas:
Mgter. Sandra Lucero. Psicopedagoga. MP. P24-1723
Lic. Laura Bongiovanni. Psicopedagoga. MP.D.22-0351
Presidenta y Colaboradora del Colegio de Psicopedagogos de la Provincia de Córdoba. Regional Río Cuarto.