TODOS LOS NIÑOS/AS SUFREN ANSIEDAD ANTE EL DIVORCIO DE SUS PADRES.
LA FORMA EN QUE AFRONTAN ESTA SITUACIÓN DEPENDE DE SU EDAD, SU FORMA DE SER Y LAS CONDICIONES CONCRETAS DEL PROCESO DEL DIVORCIO.
Todo proceso de divorcio tiene repercusiones sobre los hijos/as; en la mayoría de los casos su reacción inicial es de conmoción, tristeza, frustración, enfado o preocupación. Pero tus hijos/as también pueden salir del proceso de divorcio más preparados para afrontar el estrés y pueden convertirse en jóvenes más flexibles y tolerantes.
Entre las principales cosas que como padre/madre puedes hacer para ayudar a tu hijo/a a atravesar este difícil período, son:
- Mantener los conflictos, riñas y discusiones acaloradas, así como los comentarios sobre los aspectos legales del divorcio al margen de tus hijos/as.
- Reduce al mínimo la alteración de las rutinas cotidianas del niño/a.
- Restringe la negatividad contra tu ex, así como el resentimiento y la tendencia a echarle la culpa, a las conversaciones con amigos que se mantengan fuera de casa.
- Asegurarte de que sigues implicado en la vida de tu hijo/a.
La mayoría de las personas que atraviesan un proceso de separación y divorcio necesitan apoyo, de amigos, profesionales de la salud mental, y parientes. No busque apoyo en tu hijo/a. De no ser así puede que esto derive en un problema a medio o largo plazo que tenga que resolverse en la consulta de psicología online.
DAR LA NOTICIA DEL DIVORCIO A TU HIJO/A
En cuanto estés seguro, habla con tu hijo/a sobre tu decisión de separarte. Aunque no existe una manera fácil de dar la noticia, de ser posible, intenta que ambos (usted y tu ex pareja) estén presentes durante la conversación. Es importante que dejes a un lado los sentimientos de enfado, culpa o remordimiento. Antes de hablar con tu hijo/a, practica cómo se lo vas a decir sin alterarte ni enfadarte durante la conversación.
La conversación sobre el divorcio debe adaptarse a la edad, grado de madurez y temperamento del niño/a, asegúrete de trasmitirle a tu hijo/a un mensaje fundamental: lo que ha ocurrido es un asunto entre su madre y su padre y él/ella no es en absoluto culpable de lo ocurrido. La mayoría de los niños/as se pueden llegar a sentir culpables incluso después de que los padres se lo nieguen. Por ello es muy importante que los padres insistan en esta afirmación para tranquilizar al hijo/a.
Comenta a tu hijo/a que a veces la forma de quererse de los padres/madre experimenta cambios o que tú y tu pareja no puedes ponerte de acuerdo en cosas importantes y, por ello, tienen que vivir separados. Pero recuerda a tu hijo/a, que los hijos y los padres/madres están unidos de por vida. Los padres y los hijos a menudo están en desacuerdo en un montón de cosas, pero eso forma parte del ciclo de la vida: padres e hijos no dejan de quererse ni se divorcian nunca.
Facilita a su hijo/a información a fin de que esté preparado para los cambios que van a tener lugar en su vida. Intenta responder a sus preguntas de la forma lo más sincera posible. Recuerda que los hijos/as no necesitan conocer todos los motivos que hay detrás del divorcio (sobre todo, si eso implica culpar a uno de sus progenitores). Basta con que entiendan qué es lo que va a cambiar en su vida cotidiana e, igual de importante, qué es lo que no va a experimentar cambio alguno.
Si tu hijo/a es muy pequeño/a, lo mejor es explicárselo todo con palabras muy sencillas. Podrías decirle: “Papá y mamá van a vivir en casas diferentes para que no se peleen tanto, pero los dos te queremos mucho.”.
Es posible que los hijos/as mayores y los adolescentes sean más conscientes de la situación que están atravesando sus padres y tengan más preguntas basadas en las discusiones y peleas que han escuchado.
ABORDAR LAS REACCIONES DEL NIÑO
Si, tras recibir la noticia, tu hijo/a está muy alterado/a, dígale que reconoces y aceptas sus sentimientos, que te importan y asegúrale que esos sentimientos son normales y comprensibles. Puedes intentar decirle/a: “Sé que esto te molesta. ¿Intentamos pensar en algo que te haga sentir mejor?” o “Ambos te queremos mucho y lo sentimos mucho el tener que vivir separados.”
No todos los niños reaccionan de forma inmediata. Haz saber a tu hijo/a que eso es normal y dile que habrá otro momento para hablar sobre el tema cuando él esté preparado. Algunos niños tratan de complacer a sus padres actuando como si no pasara nada o intentan inhibir cualquier sentimiento negativo afirmando que no están enfadados ni tristes por la noticia. A veces, el estrés se manifiesta de otras formas: en los estudios, con los amigos, en los cambios de apetito, en la forma de comportarse o en los patrones de sueño.
Independientemente de que tu hijo/a exprese miedo, preocupación o alivio ante la noticia de la separación y el divorcio, el querrá saber cómo va a cambiar su vida cotidiana a partir de ahora.
Prepárese para contestar estas preguntas y otras similares:
- ¿Con quién voy a vivir?
- ¿Dónde iré al colegio?
- ¿Tendré que cambiar de casa?
- ¿Dónde vivirá cada uno de mis padres?
- ¿Dónde pasaré las vacaciones y los días de fiesta, como el Día de Acción de Gracias?
- ¿Podré seguir viendo a mis amigos?
- ¿Tendré que cambiar de colegio?
- ¿Podré seguir yendo de campamento este verano?
- ¿Podré seguir practicando mis actividades favoritas?
Ser sincero con tu hijo no siempre es fácil cuando no se tienen todas las respuestas, o cuando al niño le asusta la situación o se siente culpable de lo que está ocurriendo. Lo más correcto es decirle lo que necesita saber cuando lo pregunta.
AYUDAR AL NIÑO A AFRONTAR LA SITUACIÓN
Muchos niños (y padres) sienten mucho el hecho de haber perdido el tipo de familia que deseban tener y, sobre todo los niños, echan de menos al progenitor y la vida en familia que tenían. Por eso es tan habitual y completamente natural que algunos niños mantengan la esperanza de que sus padres volverán a estar juntos, incluso después de haberles explicado el carácter definitivo del divorcio.
Lamentar la pérdida de una familia es normal pero, con el tiempo, tanto tú como tu hijo/a acabarán aceptando y adaptándose a la nueva situación. Por lo tanto, tranquilice a tu hijo/a diciéndole que es normal que al principio desee que sus padres vuelvan a estar juntos, pero explícale y déjale bien clara la decisión que ambos han tomado al respecto.
FORMAS DE AYUDAR A TU HIJO/A A SUPERAR EL ESTRES PROVOCADO POR EL DIVORCIO:
- Fomenta la sinceridad. Los niños necesitan saber que sus sentimientos son importantes para sus padres y que ambos se los tomarán en serio.
- Ayúdale a expresar sus sentimientos con palabras. El comportamiento de un niño puede darte pistas sobre si está experimentando sentimientos de tristeza o de enfado. Prueba a decirle: “Parece que estás triste en este momento. ¿Sabes qué es lo que te pone tan triste?”. Escucha atentamente sus respuestas, incluso aunque te resulte difícil oír lo que tiene que decirte.
- Legitimiza sus sentimientos. Decirle a tu hijo/a: “Sé que ahora estás triste” o “Sé que te sientes solo sin papá” le ayuda a saber que sus sentimientos son noemales. Es importante animar a un niño a sacarlo todo antes de ofrecerle otras formas de sentirse mejor. Permite que tu hijo/a sepa que también está bien el sentirse contento, aliviado o emocionado sobre el futuro.
- Ofrece tu apoyo. Pregúntale: “¿Qué crees que te ayudaría a sentirte mejor?”. Tal vez no se le ocurra nada en concreto, pero puedes proponer algunas ideas: tal vez sentarse un rato los dos juntos, dar un paseo o abrazar a su peluche favorito. Los niños pequeños agradecerán enormemente la posibilidad de llamar por teléfono a su padre o hacer un dibujo para dárselo a su madre cuando vuelva a casa al final del día.
- Cuídate. Para muchos, la separación y el divorcio es una situación sumamente estresante. La presión experimentada se puede amplificar con los temas relacionados con la custodia, el reparto de propiedades y los asuntos financieros, que pueden sacar lo peor de la gente.Encontrar formas de afrontar el estrés es fundamental para usted y para toda su familia. Mantenerte lo más sano posible, tanto desde el punto de vista físico como emocional, puede ayudarte a combatir los efectos del estrés. Y, si te aseguras de cuidar de tus propias necesidades, estaras en la mejor forma física posible para cuidar de tus hijos/as.
- Manten los detalles del divorcio bajo control. Cuando comente los detalles del divorcio con tus amigos, familia o abogado, asegúrete de proteger tu intimidad evitando siempre que tus hijos/as estén presentes. Intenta relacionarte con su ex de forma lo más civilizada posible, sobre todo cuando interactúes delante de tu hijo.Adopta la actitud más apropiada: no culpes, recrimines ni insultes a tu ex pareja si tu hijo/a lo puede oír, independientemente de las circunstancias de la separación.
- Busca ayuda. Este no es un período para enfrentarse a solas. Busca un grupo de apoyo y habla con otras personas que conozcan que hayan atravesado esta situación. Buscar ayuda te permitirá ser un buen ejemplo para tu hijo/a sobre cómo adaptarse de forma saludable a los cambios importantes de la vida.
El asistir a la consulta de un psicólogo, terapeuta o amigo también te ayudará a establecer y mantener una “separación” saludable con respecto a tu hijo/a. Es muy importante que no dependas del apoyo de tu hijo/a. Los niños mayores y aquellos a quienes les gusta complacer a sus padres intentarán ayudarle a que se sienta mejor ofreciéndole un hombro donde llorar. Por muy tentador que sea, lo mejor es no permitir que tu hijo/a te proporcione el apoyo emocional que necesitas. Explica a tu hijo/a lo mucho que valora su cariño y que se preocupe por ti, pero no te desahogues con él sino con un terapeuta o un amigo.
LA IMPORTANCIA DE LA COHERENCIA Y LA RUTINA
La rutina pueden ayudar mucho a ofrecer la sensación de comodidad y familiaridad que necesita tu familia durante este importante cambio vital. En la medida de lo posible, reduce al mínimo los horarios impredecibles y las separaciones repentinas.
Durante el divorcio, es recomendable que los hijos/as pasen períodos a solas con cada uno de sus progenitores. Por inconveniente que te pueda parecer, intenta ponerte de acuerdo con tu ex pareja para organizar los horarios de visita.
Es normal que te preocupe el modo en que tu hijo/a esté afrontando este cambio vital tan importante. Lo mejor que puedes hacer es confiar en tus instintos y basarte en lo que sabes de como es tu hijo/a. ¿Te parece que se está comportando de una forma diferente a la habitual? ¿Está tu hijo/a manifestando conductas más infantiles a su edad, como chuparse el dedo o mojar la cama? ¿Sus emociones interfieren en sus rutinas cotidianas, como los estudios y su relación con sus amigos?
Es importante que estes atento a los cambios de comportamiento de tu hijo/a: la tristeza, la ansiedad, los cambios de humor, las dificultades en la escuela, con los amigos, en el apetito o el sueño pueden indicar la presencia de problemas.
Los/as adolescentes pueden ser más proclives a implicarse en comportamientos peligrosos, como el consumo de alcohol y drogas, faltar a la escuela y el comportamiento desafiante. Independientemente de que tales problemas estén o no relacionados con el divorcio, se trata de problemas graves que afectan el bienestar del adolescente e indican la necesidad de pedir ayuda profesional.
PELEARSE DELANTE DEL HIJO/A
Aunque las discusiones ocasionales entre padres son esperables en cualquier familia, vivir en un campo de batalla de constante hostilidad y conflictos no resueltos representa una importante carga emocional para cualquier niño. Los gritos, las peleas, las discusiones o la violencia en la vida doméstica favorecen el miedo y las reacciones aprensivas en los niños.
Que un niño presencie conflictos entre sus padres es un modelo inapropiado para una persona que todavía está aprendiendo a relacionarse con los demás. Los niños cuyos padres mantienen relaciones llenas de hostilidad y resentimiento son más proclives a tener dificultades emocionales y de comportamiento que perdurarán más allá de la infancia.
Hablar con un mediador o un psicólogo especializado en divorcios puede ayudar a las parejas a airear sus recriminaciones y resentimientos mutuos de un modo que no sea perjudicial para su hijo. Aunque puede ser difícil, si los dos padres hacen un esfuerzo por colaboran de este modo, evitarán al niño el dolor provocado por una relación de pareja llena de amargura y resentimiento.
ADAPTARSE A UNA NUEVA SITUACIÓN
Puesto que el divorcio puede ser un cambio tan importante en la vida de tus hijos/as, las adaptaciones a las nuevas condiciones de vida deberían en la medida de lo posible hacerse de forma gradual.
Pueden ocurrir varios tipos distintos de situaciones:
- Uno de los padres tiene la custodia total.
- Custodia compartida, donde se comparte tanto la custodia legal como la física (con quien vive el niño) entre ambos padres.
- Custodia legal compartida, donde ambos padres comparten este tipo de custodia, pero el hijo vive mayoritariamente con un padre y este posee más autoridad en determinados ámbitos médicos o educativos.
¿Cuál es la situación que más le conviene a tu hijo/a? Es una pregunta difícil y sobre la que muchas parejas tienen grandes desacuerdos. Aunque algunos niños se adaptan muy bien a la situación de compartir el tiempo equitativamente con ambos padres, otros parecen necesitar la estabilidad de tener un “hogar” propio y recibir visitas del padre con quien no viven. Algunos padres deciden permanecer los dos en la misma casa, pero esto solo funciona en circunstancias muy excepcionales y, por lo general, debería evitarse.
Independientemente de la solución que escojan, deberían priorizar las necesidades de tu hijo/a. Evita verte envuelto en una especie de guerra con tu ex pareja para ver quién gana. A la hora de tomar decisiones sobre los días de fiesta, las vacaciones y los cumpleaños, concéntrate en lo que sea más conveniente para tu hijo/a. Es importante que los padres resuelvan estas cuestiones por sí solos en vez de pedirle al niño que decida.
Durante los años previos a la adolescencia, cuando los niños empiezan a participar más en actividades extra-familiares, es posible que necesiten horarios diferentes que se adapten más a sus prioridades. En el caso ideal, para los niños resulta muy ventajoso recibir apoyo de ambos padres, pero es posible que se resistan a estar la misma cantidad de tiempo con los dos si esto interfiere con sus actividades académicas o su vida social. Prepárate para escuchar la opinión de tu hijo/a sobre el modo de compartir el tiempo contigo e intenta ser flexible.
Es posible que su hijo no quiera compartir su tiempo con usted y su ex pareja de forma equitativa y también es posible que tome más partido por alguno. En tal caso y por duro que parezca, intenta no tomarte las cosas como algo personal. Respeta los horarios de visita y recuerda lo importante que es que ambos padres se involucren en el cuidado y la educación del niño/a.
A veces, los niños sugieren pasar un verano entero, un semestre o un curso completo con el padre que no tiene su custodia. Pero esto no tiene por qué reflejar su deseo de irse a vivir con él. Escucha a tu hijo/a y explora las distintas opciones que te plantee. Este tipo de arreglos pueden funcionar en divorcios “amistosos”, pero no son típicos de las situaciones más conflictivas.
EDUCAR A UN HIJO BAJO PRESIÓN
En la medida de lo posible, ambos padres deberían esforzarse para maximizar la regularidad en las rutinas y la disciplina en ambas casas. Mantener expectativas similares en lo que se refiere a la hora de irse a la cama, las normas y los deberes escolares reducirá la ansiedad del niño/a.
Siempre que sea posible, colabora con su ex pareja para mantener una normas coherentes y, a pesar de que tu no pueda aplicarlas en la casa de tu “ex”, por lo menos podrá hacer que se cumplan en la tuya.
Es importante que mantengas tú y tu ex-pareja la mayor normalidad posible después del divorcio, conservar las rutinas habituales; horario de las comidas, las normas domésticas sobre el comportamiento y la disciplina en la casa. Relajar los límites, especialmente en los períodos de cambio, tiende a generar inseguridades en el niño/a y reduce las probabilidades de recuperar la autoridad como padre/madre más adelante.
No caigas en la tentación de dejar de aplicar rutinas y límites y de saltarte las normas de comportamiento coherentes, consintiendo y malcriando a tu hijo/a porque lo estas pasando mal a consecuencia del divorcio. Siente que eres libre para darle todo el afecto posible; un niño/a no se malcría por recibir demasiados abrazos y palabras cariñosas. Pero comprarle cosas o hacerle regalos para sustituir el amor o permitir que actúe como le plazca no es lo que más le conviene a tu hijo/a. Además, en estos casos, suele costar mucho que los padres/madres vuelvan a ejercer su autoridad cuando las aguas vuelvan a su cauce.
El divorcio puede ser una crisis importante en una familia. Pero, si tu y tu ex-pareja colaboráis y os comunicáis de forma civilizada por el bien de vuestro hijo/a, la unidad familiar original puede seguir siendo una fuente de fortaleza, incluso aunque nuevas familias compuestas entren en escena.
Por eso, recuerda:
- Busca ayuda para afrontar tus propios sentimientos sobre el divorcio. Si eres capaz de adaptarte a la nueva situación, tus hijos serán también más propensos a adaptarse a ella.
- Ten paciencia contigo mismo y con tus hijos/as. Los problemas emocionales, las pérdidas y el dolor que ocasiona un divorcio requieren tiempo para sanar y esto suele ocurrir por etapas.
- Reconoce los síntomas del estrés. Consulta con el maestro, pediatra o terapeuta de tu hijo/a para que te guíe en la forma de enfocar problemas específicos que le preocupen de comportamiento de tu hijo/a.
Cualquier tipo de cambio es difícil; pero debes saber que tanto tú como tu hijo/a podéis adaptaros a este cambio.
Fuente:kidshealth
Miguel A. Rizaldos Lamoca