En medio de la rutina cotidiana, es posible encontrar tiempo para cultivar las relaciones familiares. Cómo abrirse a un diálogo franco con los niños

Pese a la agitada vida que se acostumbra en estos tiempos, unos pocos minutos se pueden convertir en importantes momentos en familia. Hay que estar atento para descubrir minutos libres, para capitalizarlos y convertirlos en tiempos de calidad. Una vez descubiertos, se pueden aprovechar para comunicarse con los hijos.

Estamos en la “época de la posmodernidad”, en donde, entre otras cosas, parece primar la productividad en el menor tiempo posible. La cultura del capitalismo se ha introducido tanto en la vida cotidiana que muchas veces se piensa el día en función del hacer, de las actividades y de lograr más objetivos en menos tiempo.

A su vez, esto se ve reflejado en el escaso tiempo que muchas veces se tiene para los hijos; a veces se dificulta acercarse a ellos, encontrarse plenamente con ese niño que usted vio nacer y está viendo crecer, poder escucharlo y que lo escuche. Es decir, encontrar un momento de “calidad” sin que medien pensamientos que recuerden todas las responsabilidades y tareas que tiene por hacer.

Todo lo anterior, en la medida en que podamos y sepamos disfrutarlo, hace bien y recrea. La cuestión es: ¿cómo se pueden encontrar esos tiempos de calidad en la mismísima rutina? ¿Cómo tener momentos para descansar, disfrutar y abrirse a sus hijos? ¿Cómo lograr irse a dormir sabiendo que pudo acercarse a su hijo, que hubo una unión y una apertura de ambos, y que pudieron ser sinceros y demostrarse amor?

Las preguntas

De la compleja y atareada vida, pueden surgir momentos de quietud en donde acercarse a los niños mucho más de lo que usualmente puede imaginarse. Para ello, las preguntas resultan un excelente medio.

Hay algunas preguntas que permiten conocer más a los hijos, aún en las cosas que aparentemente no tienen demasiada importancia.

¿Qué personaje de la serie que estás mirando te gusta más? ¿Por qué? ¿Dónde quisieras vivir si no vivieras acá? ¿Con qué animal te identificás más? ¿Qué superhéroe te gustaría ser? ¿Por qué? ¿Cuál es la parte de tu cuerpo que te gusta más? ¿Qué harías vos si se te presenta “tal” situación? ¿Cuál fue tu mejor momento del día? (y todas las que se le ocurran). Preguntas como estas pueden soltar la imaginación de los niños y usted puede conocer más aún su corazón.

Otras preguntas sirven para indagar cuestiones más profundas o riesgosas para ellos; por ejemplo:

¿Cuál fue tu peor momento del día? ¿Hubo algo que te hizo sentir mal? ¿Alguien te dijo algo lindo el día de hoy? ¿O algo feo? ¿Alguien te dijo algo que te hizo sentir mal? ¿Hay alguna cosa que tengas que contarme? ¿Sabés que podés contarme cualquier cosa, no importa lo que sea? Si algo te pasa y te diera mucha vergüenza, ¿me lo contarías?

Antes de formular estas preguntas hay que estar preparado para escuchar cualquier respuesta sin desesperarse, regañar o reaccionar impulsivamente. Si hay algo que su hijo le dice y no se lo esperaba, piense que lo más importante es que se lo dijo. No tiene ni puede solucionar todo en ese momento. Mantenga la calma, piense y siga escuchando o conteniendo a su hijo. Luego, puede comenzar a ver qué hacer o pedir ayuda.

Como padres, hay otras preguntas que requieren abrirse a los hijos y mostrarse “vulnerables” o expuestos, pero que vale la pena hacer.

Por ejemplo: ¿hay algo que hice que te hizo sentir triste? ¿Necesitaste un abrazo en algún momento que no te di? ¿Pensás que tengo que pedirte perdón por algo? ¿Querés decirme algo que tengo que cambiar?

Estas preguntas dan la posibilidad a los niños de poder expresar algo que puedan tener dentro pero no se animan a decir. Mientras pregunta, usted le está diciendo a su hijo: “Me importás, te quiero escuchar, disponés de mi tiempo para contarme lo que sea. Si algo te pasa, acá estoy para escucharte y ayudarte”. Sea simple y práctico, si la pregunta es muy complicada, probablemente los chicos no la entenderán.

Lo animo a que hoy mismo ponga en práctica alguna de estas preguntas. Probablemente, al cabo de unas semanas habrá aprendido más sobre su hijo, sobre usted mismo y sobre la hermosa profesión de ser mamá o papá.

Lic. Romina Diedrich (M.P. 7580), miembro de la Fundación Clínica de la Familia.


Escucha la entrevista en el micro de Informar Para la Salud en Fm Digital 91.9 realizada el día 29 de enero de 2013:



Compartir:


  Categorías:

Informar para la salud

  Etiquetas:

, , ,