No es ningún secreto que a los niños no les resulta fácil tener paciencia. Y el desafío de desarrollarlo puede estar aumentando en nuestro mundo moderno, dado que los niños tienen acceso inmediato a tantas cosas que los han llevado a esperar gratificación instantánea las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
Cuentan con acceso constante a internet y servicios de TV on demand. No tienen que esperar para ver cómo quedará una fotografía una vez revelada; pueden verlo de inmediato en la ventana de una cámara digital o en sus teléfonos. Y pueden comunicarse con sus padres dondequiera que estén, gracias a los mensajes de texto.
Es la generación del ahora – todo es instantáneo y accesible y los niños se acostumbran a tener todo rápido según la psicóloga Mechele Borba, autora del libro Thrivers: The surprising reasons why some kids struggle and other shine. Sin embargo, esta nueva realidad se produce a expensas de que los niños desarrollen la capacidad de tolerar esperas o retrasos sin enfadarse.
Los niños no nacen con paciencia. Es una cualidad que desarrollan con el tiempo. “Se supone que los niños pequeños son egocéntricos porque todo su mundo gira en torno a ellos”, explica Borba. Esto se debe en parte a que los padres y cuidadores están constantemente atentos a las necesidades y la seguridad del niño, y en parte a cómo funciona su cerebro. El objetivo es ayudar gradualmente a los niños a desarrollar el autocontrol a medida que sus cerebros maduran y se desarrollan.
“Vivimos en un mundo social y no podemos tener todo lo que queremos cuando lo queremos; ahí es donde entran en juego la paciencia y el autocontrol”, dice Pamela Cole, profesora de psicología y desarrollo humano en la Universidad Penn State. “Los años entre la niñez y el jardín de infantes son fundamentales para desarrollar la paciencia”.
A los 6 o 7 años, los niños pueden empezar a pensar en su propio comportamiento y las consecuencias de ese comportamiento y comprender mejor el concepto de paciencia, dice Pamela Davis-Kean, profesora de psicología de la Universidad de Michigan. “Paciencia es otro nombre para la autorregulación, que es tanto conductual como emocional”.
Si bien las escuelas son un entorno importante donde los niños aprenden a tener paciencia (a menudo porque tienen que esperar en filas y turnarse), los padres también pueden ayudarlos a desarrollarla. Y vale la pena el esfuerzo, porque “un niño paciente es un niño más feliz”, dice Borba. “Estará menos estresado, tendrá mejor autocontrol y tomará menos decisiones precipitadas”. Otra ventaja: las investigaciones sugieren que cuando las personas aumentan su capacidad de paciencia, tienen menos depresión y estados de ánimo más positivos.
Aquí te dejo algunas recomendaciones que pueden implementar para ayudar a tu hijo a cultivar la paciente:
Juegue juegos que impliquen paciencia. Juegos al aire libre como Luz Roja, Luz Verde Ayude a los niños a aprender cuándo actuar y cuándo esperar. En el interior, jugar juegos de cartas como Go Fisho juegos de mesa como Candy Land o Chutes and Ladders son excelentes maneras de ayudar a los niños a aprender a esperar su turno y manejar las frustraciones. Cualquier juego de mesa puede ser útil.
Redirige la atención de tu hijo. Para ayudar a un niño a ser paciente mientras espera en la fila, por ejemplo, cree distracciones jugando un juego de manos (como piedra, papel o tijera) o un juego de Veo, veo o cantando una canción juntos.
Las investigaciones han descubierto que el uso de la técnica de entrenamiento de la atención, que implica centrar la atención en diferentes sonidos en el espacio para desviar la atención de los sentimientos, mejora la capacidad de los niños para retrasar la gratificación.
Modele la paciencia cuando esté frustrado. A veces los adultos también luchan con la paciencia. “La diferencia es que, como adultos, tenemos un conjunto de herramientas al que recurrir para ayudarnos a ser pacientes”, dice Kimberly Cuevas, profesora asociada de ciencias psicológicas de la Universidad de Connecticut. Como padre, puedes modelar cómo utilizas estas herramientas: respirando profundamente antes de actuar cuando estás frustrado o aprovechando el tiempo que pasas en el tráfico para escuchar música relajante o pensar en voz alta sobre tus próximas vacaciones. Ver este comportamiento puede inspirar a su hijo a seguir su ejemplo en situaciones similares.
Construya pausas. Cuando le haga a su hijo una pregunta que requiera más que una respuesta de sí o no, anímelo a esperar al menos tres segundos antes de responder. Además de darle a su hijo la oportunidad de pensar en una respuesta adecuada, esta pausa ayuda a frenar el impulso de dejar escapar lo primero que le viene a la mente. Junto con la paciencia, estos son aspectos clave de la autorregulación.
Confíe en ayudas visuales. Ofrezca formas concretas de contar el tiempo de espera, como usar un temporizador de horno o un reloj de arena con forma de reloj de arena, mientras esperan un refrigerio o su atención, por ejemplo. Esto es especialmente útil para los niños más pequeños, para quienes un lapso de tiempo particular puede parecer abstracto.
Valide los sentimientos de su hijo. “Puede haber ocasiones en las que necesites ser compasivo y decir: ‘Esto es muy difícil para ti, cariño, y lo siento’”. Esta es una forma de “entrenamiento emocional” que puede resultar eficaz para ayudar a los niños a desarrollar la paciencia, entre otras habilidades de autorregulación. Las investigaciones han descubierto que incluir el entrenamiento emocional en los programas para padres ayuda a reducir los comportamientos disruptivos de los niños y mejorar la relación entre los niños y sus padres.
Discuta los resultados de las decisiones. Dependiendo de la edad de su hijo y su capacidad para verbalizar sus sentimientos, puede ser valioso hablar sobre si está contento con una decisión particular que tomó o si desearía haber tomado una diferente.
Un estudio de 2019 en el Journal of Experimental Child Psychology encontró que arrepentirse de una elección ayuda a los niños de 6 y 7 años a aprender a retrasar la gratificación cuando se enfrentan a una elección similar en el futuro.
Para iniciar la conversación, puede comentar cómo parece sentirse su hijo después de decidir gastar el dinero de su cumpleaños de inmediato y luego preguntarle cómo se siente acerca de su decisión o qué aprendió. Al fomentar este tipo de autorreflexión, les ayudará a desarrollar la capacidad de retrasar la gratificación en el futuro.
Utilice refuerzo positivo. “Reconozca cuando sus hijos han sido pacientes y dígales que lo aprecia”, dice Cuevas. “Esto ayudará a motivar a sus hijos a hacerlo nuevamente”. También puede hacer esto “diciéndole al otro padre o a un amigo qué tan bien le fue a su hijo con paciencia mientras está al alcance del oído”. Con suerte, su hijo se enorgullece de ese comportamiento, lo que fomentará que repita su actuación en el futuro.
“La paciencia se puede enseñar siempre que la persona que la enseña sea paciente”. “Nunca obtendrás resultados instantáneos. Se necesita paciencia y tiempo”.
Fuente: escrito por Gabriel Genise en Psyciencia.