Abrazando lo familiar

¿Deberíamos escuchar música mientras trabajamos? Y si es así, ¿Hay géneros musicales con más beneficios que otros? La respuesta a ambas preguntas podría estar, al menos en parte, dentro de los amplios parámetros del gusto personal. Pero aún así, hay límites.

En el segundo estudio, la autora aprovechó su propia experiencia como compositora para examinar si la música mejora, o perjudica, nuestra capacidad de aprender y/o recordar nueva información.

Ren comparte “Queríamos comprobar el potencial de la música como un dispositivo mnemotécnico que nos  ayuda a recordar información más fácilmente”. Por ejemplo, la mnemotecnia en inglés de “Every Good Boy Does Fine”  que representa E-G-B-D-F y ayuda a los pianistas a aprender el orden de las notas en el teclado.

En esta investigación, se les pidió a los 48 participantes del estudio que aprendieran las secuencias de figuras abstractas mientras escuchaban diferentes tipos de música. Ren tocaba una pieza musical siguiendo un patrón familiar de ritmo, tono y melodía. Después tocó el mismo conjunto de notas, pero en desorden, brindando una estructura disonante.

Cuando escucharon el patrón conocido de música, que era predecible, los participantes aprendieron y recordaron el tema más rápidamente ya que sus cerebros crearon un marco estructurado para la información. Por otra parte, fue más difícil aprender mientras escuchaban la música que era familiar pero irregular (estructura disonante).

En conclusión

Hay un impacto importantísimo de la música en el cerebro, que puede beneficiar el aprendizaje y la memoria, así como la salud mental. Dependiendo de la familiaridad y la estructura, la música puede favorecer los procesos cognitivos.

Estos resultados subrayan el impacto de la música en las emociones, los procesos de aprendizaje, y en la memoria. Asimismo, también indican que esta intervención requiere de cierta estructura y características para que funcione. No todo el tipo de música beneficia la salud cognitiva, y también depende de las circunstancias.

Que la música tenga efectos tan palpables y enriquecedores en nuestras redes neuronales, no es sorpresa, pero ayuda muchísimo reconsiderar su influencia y utilizarla a nuestro favor.

Como terapeuta infantil he sido testigo del poder único que tienen las intervenciones artísticas; cómo facilitan muchos procesos y abren espacio para cambios que no imaginamos. Sigue siendo imprescindible estudiar y divulgar los efectos neurocientíficos del arte, para así fomentarlo y que sea una herramienta al alcance de todos.

 

Fuente: www.psyciencia.com –  Isabella Mtz Sierra, Licenciada en Psicología.


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