Publicado en el diario Puntal el sábado 9 de Julio de 2016.
El autor informa sobre los aportes de la psicología del tránsito, en la preparación de las futuras generaciones para una nueva cultura vial.
Es indudable que la posesión y uso de vehículos se ha incrementado exponencialmente en la Cuidad de Río Cuarto, en los últimos años. El incremento en la posibilidad de obtener un vehículo a motor en cuotas o diversas formas de pago, a derivado, en un desplazamiento de grandes masas de ciudadanos atravesando ambos extremos de la Cuidad, poniendo al alcance de muchos la posibilidad de efectuar trayectos largos de forma autónoma. Incrementando las cantidad de jóvenes en la incorporación al sistema vial.
Este hecho ha generado la idea de que el vehículo brinda una independencia y libertad de desplazamiento poco conocida hasta ahora. De ahí, surge una de las más grandes paradojas que se producen en el ámbito del tránsito. Que consiste en la dicotomía entre la libertad y la norma, puesto que sobre el sistema vial se presupone una acción llena de autonomía y libertad, cuando de hecho, es una de las actividades más regladas de la vida cotidiana de cualquier ciudadano. Además, en el imaginario social existe esta creencia: “la conducción es algo sencillo y de fácil aprendizaje”.
En realidad la psicología del tránsito plantyea que el acto de conducir es complejo. El estudio del comportamiento humano en conducción es fundamental para la mejor comprensión del fenómeno vial, pues son las personas quienes toman las decisiones sobre el itinerario, tipo de vehículo, cuidado del mismo, infraestructura, generación de normas…, así como quienes ejercen acciones sobre los mandos de un vehículo, en cada momento de la conducción.
El factor humano es un concepto múltiple, pues tiene que tener en cuenta los muy diversos aspectos de la mente humana y cómo cada uno de ellos, tiene su relevancia en la actuación como conductores.
Es por esto, que como sociedad debemos empezar a “profesionalizar la conducción” de las nuevas generaciones. Ya no debe ser más un “conocimiento hogareño” trasmitido por nuestros familiares directos. Ya que en todos los casos, al no aplicar las correctas técnicas psicopedagógicas y educativas en cuanto a las automatizaciones de comandos y seguridad vial, el aprendiz termina incorporando todos los vicios y caprichos conductivos, impregnados siempre desde la subjetividad de quien le pretende enseña a conducir.
En el proceso de aprendizaje para la conducción de un vehículo, se deben tener en cuenta aspectos de la conducta y la personalidad tales como los son, la atención y la percepción; los aspectos motivacionales y emocionales de las personas; las diferencias individuales, y finalmente las cuestiones del comportamiento social y relacional del aprendiz.
Una peculiaridad del comportamiento humano en conducción, es que siendo posible estudiarlo desde los principios generales de la conducta humana, nos encontramos con actitudes y situaciones propias de este ámbito, que precisan de interpretaciones y estudios desde muchas ciencias, entre ellas las psicología del tránsito, ya que no siempre, es posible aplicar al comportamiento humano en conducción los mismos principios que al comportamiento humano, en otras facetas vitales.
Por otro lado, sabemos que los accidentes han de ser explicados por un “triángulo en la seguridad vial” en el que aparece una combinación de factores humanos, vehiculares y infraestructura vial (Calles, señales, etc.), pero en el que el peso de los tres factores el que mayor índice se lo llevan los factores humanos, con un 90% de la responsabilidad accidentológica.
Mintzy Blum expresó que el grado de control voluntario o involuntario sobre el vehículo es un aspecto muy importante a seguir estudiando del comportamiento humano en conducción. Es cierto que existe un significativo nivel de conducción consciente sobre la actuación del conductor sobre su vehículo, pero se reconoce que, en determinados momentos de la conducción, el control sobre el vehículo es más automático y no “tan consciente”.
Lic. Ramiro Parsi. Psicólogo – M.P. 8765
Instructor de Conducción- M.P. E 1749/15
Matriculado por la Provincia de Córdoba.