El Dr. Sebastián Soria, especialista en adicciones y miembro de nuestra fundación fue entrevistado por diario Puntal sobre la tematica de adicciones.
Cuando hablamos de adicciones, por lo general nos referimos a los jóvenes. Pero los adultos también tienen las suyas: psicofármacos, alcohol, tabaco, cocaína, marihuana, alucinógenos, calmantes y tranquilizantes sin prescripción médica. En una nota esclarecedora, el médico psiquiatra Sebastián Soria, especialista en adicciones, explica todo lo que hay que saber acerca de este tema.
-Siempre se habla de las adicciones en los jóvenes, ¿es también alto el porcentaje de adicciones en adultos?
-El impacto de las adicciones en los jóvenes, por un lado, y la intención de generar acciones que apunten más a la prevención, por el otro, hacen que quizás se hable más de las adicciones en los jóvenes que en los adultos; sin embargo, la prevalencia en adultos es alta. Así, un estudio que se hizo en la Argentina sobre el consumo de sustancias psicoactivas en personas de entre 12 y 65 años nos revela, por ejemplo, que el consumo de tabaco es mayor en adultos que en jóvenes, incrementándose incluso a partir de los 50 años. No así con el consumo de alcohol y marihuana que es mayor en jóvenes. Nuevamente se observa mayor porcentaje de consumo de cocaína, alucinógenos y tranquilizantes sin prescripción médica en personas de entre 25 y 34 años de edad.
-¿Cuáles son las adicciones más comunes entre los adultos?
-Las adicciones más frecuentes entre adultos son el tabaco, la cocaína, los alucinógenos y tranquilizantes sin prescripción médica.
-¿Qué consecuencias físicas pueden traer la cocaína, la marihuana y el alcohol en los adultos?
-Las consecuencias son múltiples, varían de un individuo a otro como también según el tiempo de exposición y cantidad consumida.
En general, los efectos de la marihuana se dicen que son inhibitorios, causando relajación y somnolencia, mientras que los de la cocaína son excitatorios, generando taquicardia, hipertensión, hiperpirexia, incremento de la contractilidad cardíaca y midriasis. El alcohol, por su parte, produce incoordinaciones motoras, falta de equilibrio y dificultades en la articulación de la palabra, entre las más comunes.
Todas estas sustancias mencionadas producen además alteraciones de la sensopercepción, del pensamiento, del juicio, la memoria, el humor, la conducta, el sueño y disfunciones a nivel sexual. En los casos más extremos se puede llegar al paro cardiorrespiratorio y la muerte.
-¿Es más difícil la salida de estas adicciones para los adultos que para los jóvenes?
-La respuesta al tratamiento de las adicciones no sólo está relacionada con la edad sino que intervienen múltiples factores tanto a nivel individual, familiar, social como cultural. Entre estos factores podemos mencionar la baja autoestima, la escasa tolerancia a la frustración, la falta de incorporación del concepto de límite, los sentimientos de desesperanza, las alteraciones en el desarrollo, los antecedentes de depresión, la ausencia de la figura materna y paterna, una familia disfuncional, la mala comunicación, los antecedentes de consumo familiar, las dificultades en el acceso a la educación, al sistema de salud, necesidades básicas insatisfechas, entre otros.
La mayor o menor dificultad tanto de jóvenes como de adultos para la salida de las adicciones dependerá de la interacción de todos estos factores.
-¿Qué tipo de terapias se deben encarar para adicciones crónicas y qué resultados se obtienen?
-Las terapias recomendadas en adicciones de larga data deben incluir no sólo el trabajo sobre las capacidades de la persona adicta sino también sobre el medio que la rodea. Se deben tener en cuenta medidas de inclusión en su ámbito próximo, la reconstrucción de vínculos a nivel familiar, laboral y social, potenciando los factores protectores y reduciendo al máximo los factores de riesgo .Nuevamente, los resultados dependerán de la interacción de todas estas variables conjuntamente con el trabajo transdisciplinario.
-¿El alcoholismo se puede frenar con medicación y terapia o indefectiblemente se debe recurrir a alcohólicos anónimos (AA)?
-Seguramente que la inclusión en grupos terapéuticos puede ser una medida de gran aporte para poder sobrellevar las dificultades que originan las adicciones, pero no necesariamente esta opción es excluyente. La terapia psicológica, que puede o no requerir de apoyo psicofarmacológico suele ser a veces una medida suficiente para salir de la adicción. No obstante, dependerá de las preferencias particulares de cada individuo y lo que conjuntamente se decida como más conveniente para cada caso.
-¿Qué resultados se obtienen con los grupos de autoayuda: Narcóticos Anónimos, etc.?
-Los resultados son variables. Como dije anteriormente, la incorporación en un grupo puede ser de gran ayuda para muchas personas pero la elección de inclusión en el mismo debe surgir del acuerdo común entre el paciente y el profesional, previa evaluación de las ventajas y desventajas que ello pueda ocasionar.
-¿Un adulto mayor puede pensar que el hecho de consumir psicofármacos no es una adicción, sino que mejora su calidad de vida?
-Se debe considerar cada caso en particular. Existen algunas situaciones en las que la persona tiene una enfermedad crónica que le genera dolores muy intensos, de manera permanente y en donde el uso de analgésicos comunes no es suficiente para calmar el dolor, quedando como única opción para mejorar la calidad de vida la de recurrir a una medicación considerada como “más adictiva”. En estas situaciones se debe analizar continuamente qué lugar ocupa la sustancia en la vida del individuo para determinar si existe o no adicción. Además en estos casos no sólo la psiquiatría está implicada, sino también otras especialidades médicas, por lo que será de vital importancia trabajar de manera transdisciplinar.
-¿Hay adicciones en los adultos que no se consideran como tales?
-En Argentina, el tabaco y el alcohol son considerados drogas legales y están aceptadas socialmente a pesar de que su consumo abusivo trae aparejado efectos nocivos en la salud. Es por esto que muchas veces las adicciones con estas sustancias no son consideradas como tales.
-¿Qué posibilidades de recuperación tiene un adulto que bebe o se automedica a escondidas? ¿Cómo ayudarlo a salir del ocultamiento?
-Seguramente que el ocultamiento y la falta de reconocimiento del problema no contribuyen en absoluto a la implementación de un tratamiento. Es necesario primero tomar conciencia del problema para después evaluar cuáles son las herramientas que se tienen para poder resolverlo. La mejor manera de ayudar a concientizar a alguien al respecto es mediante la transmisión de un mensaje que apunte a promover y mejorar la salud del individuo, garantizando el acompañamiento no desde el plano de la obligación sino más bien desde lo afectivo. Es por ello que es fundamental el vínculo que exista entre los más allegados a la persona adicta, ya que son ellos quienes primero tienen la posibilidad de transmitir dicho mensaje. Desde el plano profesional es importante trabajar sobre el sujeto y su conducta para poder singularizar las causas del consumo y poder aportarle nuevas herramientas que le permitan superar el mismo.
-¿En qué casos se requiere internación?
-Habitualmente se utiliza la internación para aquellos casos en donde se necesite monitorizar de cerca la evolución del cuadro, ya sea porque han fracasado los tratamientos ambulatorios anteriores o porque las condiciones de salud son tales que ponen en peligro la vida del individuo. Es importante tener en cuenta los niveles de intervención para poder actuar antes de que sea necesaria una internación. Así tenemos la prevención primaria que apunta a todas las medidas para evitar el consumo, la prevención secundaria que trabaja para reducir el daño producido y la terciaria, que apunta a la rehabilitación.
-¿Es la familia la que lleva al adulto adicto a internarse o lo hace por sí mismo?
-Eso varía mucho en cada caso particular. Algunas veces es la familia la que desea que la persona se interne pensando en que esto aportará soluciones definitivas al problema, se producen así las internaciones por “obligación”. En otros, los menos frecuentes, es la persona quien reconoce la dificultad que tiene para resolver su problema y encuentra en la internación seguridades que no siente en un tratamiento ambulatorio.
En cualquiera de los dos casos, reconocer la dificultad y la posibilidad de aceptar ayuda es, por lejos, la más saludable.
-¿Son más adictos los hombres o las mujeres y qué tipo de sustancias consumen cada uno?
-Según la encuesta realizada por la Sedronar, los varones presentan una mayor tasa de consumo de todas las sustancias evaluadas (tabaco, alcohol, tranquilizantes, estimulantes, solventes, inhalantes, marihuana, cocaína, crack, pasta base, éxtasis, heroína, opio, hashish, morfina, alucinógenos, ketamina y otras). Con respecto a las mujeres, excepto en el caso de tranquilizantes sin prescripción médica en el que el consumo es algo superior en ellas, las sustancias más consumidas son alcohol, tabaco, marihuana, tranquilizantes, cocaína entre otras.
-¿Qué tipo de apoyo debe brindar la familia?
-El apoyo y el acompañamiento de la familia son un factor muy importante. Muchas veces no se tiene muy en claro qué hacer frente a un familiar adicto, generándose diferentes opiniones dentro del seno familiar conjuntamente con sentimientos enfrentados. Lo más aconsejable en estos casos es acercarse y consultar a un profesional que los orientará en estas situaciones, brindando ayuda no sólo a la persona adicta sino también a sus seres queridos para afrontar y entender el problema de la adicción.
-¿Es más fácil que un joven salga de una adicción a que lo haga un adulto adicto crónico?
-Como mencioné anteriormente, existen factores individuales, familiares, sociales y culturales que deben tenerse en cuenta a la hora de emprender un tratamiento con el fin de potenciar las virtudes y minimizar al máximo los riesgos. Dependerá entonces, no sólo de la edad del paciente sino de la interacción de cada uno de estos factores, en el éxito o no del tratamiento. No obstante la cronicidad, sea joven o adulto agrava significativamente el pronóstico.
-¿Las adicciones pueden ser causal de suicidio? ¿Es alto el porcentaje de muertes por adicciones?
-Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) un millón de personas se quita la vida en el mundo cada año, mientras que una de cada 20 personas que intenta suicidarse por día lo consigue. El suicidio está entre las tres primeras causas mundiales de muerte en personas de 15 a 44 años. La OMS estima que para el 2020 el número de defunciones por esta causa aumentará un 50%, siendo los jóvenes el grupo de mayor riesgo.
En Argentina, el suicidio representa el 16% de las muertes, ocupando el segundo lugar en el grupo etáreo de los 15 a 24 años, el cuarto entre los 25 a 34 años y el octavo entre los 35 a 44 años. Si bien el suicidio se relaciona con un estado anímico en el que la persona cree que la única opción de terminar con su dolor o dar solución a su problema es quitándose la vida, las adicciones suelen llevar al individuo a ese estado de ánimo que predispone a dicha determinación. La obnubilación que produce el consumo favorece la predisposición al suicidio en personas de riesgo. También genera un bloqueo en el aprendizaje emocional dificultando el desarrollo de instrumentos adecuados para afrontar el dolor y la tolerancia a la frustración, favoreciendo el pasaje al acto.
Una encuesta realizada en estudiantes secundarios mostró que el tabaco y el alcohol eran sustancias presentes en los casos suicidas y si bien no se las considera causas directas de los mismos, sí estaban presentes. Cabe considerar también que estas son las dos sustancias más consumidas en la Argentina.
*La Organización Mundial de la Salud propuso en el año 2000 una escala de edades para la estratificación de la adolescencia y la juventud. Así, considera a la juventud plena como el período comprendido entre los 20 y 24 años. No obstante, consideramos que la clasificación teniendo en cuenta sólo criterios temporales es insuficiente, ya que la juventud es un proceso que engloba aspectos como la madurez física, social y psicológica de la persona, como también aspectos referidos a la educación, el trabajo, la autonomía e independencia entre otros aspectos.