La autora se refiere aquí al sistema vivencial guiado por el principio biocéntrico de considerar a la vida como el centro de la existencia

Este sistema de desarrollo personal, creado por el psicólogo y antropólogo chileno Rolando Toro Araneda (1924-2010) en la década del ’60, se ha difundido por todo el mundo con resultados asombrosos y comprobados científicamente.

Se basa en un modelo teórico cuyo paradigma es nuevo en las ciencias humanas: el principio biocéntrico, que considera a la vida como centro de la existencia.

El principio biocéntrico pone su prioridad absoluta en las acciones que permiten la conservación y evolución de la vida, nos invita a favorecerla y a vincularnos de modo saludable con la naturaleza en su totalidad.

Frecuentemente las personas no tienen registro de la propia identidad o viven en función de una identidad equivocada. Reducen su existencia a Ias exigencias de un ambiente empobrecido, cuando no, tóxico. Al decir de Rolando Toro “si los hombres nos sentimos insignificantes, nuestras acciones serán insignificantes”.

Vivir, es una oportunidad muy especial, oportunidad de percibir “lo humano eterno” y sentir en el cuerpo el placer de Ia sacralidad de Ia vida. Hay en nosotros algo más grande y maravilloso de Io que pensamos o hacemos. Integrar el pensar, el sentir y el hacer lleva a mejorar nuestra calidad de vida y la de los demás.

Si no conectamos con ese fondo eterno sentiremos que somos pobres mortales llenos de dificultades y nuestra vida se torna sin sentido, una acumulación de hechos y situaciones que no capitalizamos en toda su dimensión.

Adquirir esa conexión con el esplendor de Ia vida es esencial. En realidad, la iluminación es una condición natural de todos los seres humanos. Sin embargo, frecuentemente se habla de “iluminación” como de un fenómeno excepcional lleno de connotaciones místicas, misteriosas y ocasionales. El principio biocéntrico implica un cambio de visión de nosotros mismos y del significado de la vida.

Siempre surgirán en nosotros los miedos a enfermar, a morir, a descontrolarnos, a la violencia, al abandono, a la carencia. La estrategia para el miedo es dar un paso hacia el coraje. Animarnos a ser quienes somos y a decir lo que tenemos que decir sin lastimar, solo expresándonos.

Para dar ese paso, contamos con los caminos de autoconocimiento. Uno de ellos es el que propicia la biodanza.

La biodanza “es un sistema de integración humana, renovación orgánica, reeducación afectiva y reaprendizaje de las funciones originarias de vida”. Su objetivo es la conexión con la propia vida.

• Es una disciplina amplia que trasciende el marco de la mera comprensión intelectual.

• Propone una concepción del ser humano como ser relacional, ecológico y cósmico.

• Prioriza el desarrollo de pautas internas para vivir y la reeducación afectiva.

• Estimula la propia expresión desde una curva de trabajo grupal que estimula la vitalidad, la sexualidad, la creatividad, la afectividad y la trascendencia.

• Utiliza ejercicios sencillos, danzas y situaciones de encuentro en grupo. Sus instrumentos son la música y el movimiento para alcanzar ‘la vivencia’ que conecta con las profundidades del ser.

• Trabaja con la parte sana de las personas, con sus esbozos de creatividad, con sus restos de entusiasmo, con su oprimida necesidad de amor, con sus ocultas capacidades expresivas, con su sinceridad. Surgen así sentimientos de alegría, entusiasmo y plenitud existencial.

• La condición para asistir es animarse a reflexionar sobre nuestro argumento de vida.

• Habitualmente se desarrolla un encuentro semanal de 2 hs. de duración o encuentros esporádicos en talleres especiales guiados por esta metodología de trabajo. Existen alternativas para niños, adolescentes y mayores de 18 años.

Elegir el placer como guía en nuestro estilo de vida, recuperar el bienestar, hacer conscientes nuestras decisiones es el modo más saludable, la manera más acogedora de caminar felices junto a los que nos rodean. Es apostar por un cambio personal que lleva a un cambio cultural. En cada ronda de biodanza siempre hay un lugar disponible. 

Invitada: Prof. Rosana Daniele, facilitadora de biodanza.
Sábado 23 agosto 2014

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