La familia y amigos juegan un rol muy valioso a la hora de apoyar a las personas que atraviesan problemas de salud mental. Sabemos que no es una tarea sencilla y los amigos y familiares pueden sentirse desorientados a la hora de ofrecer ayuda.
Por eso he traducido y adaptado una guía publicada en TED-Ed por la terapeuta Sahaj Kaur Kohli, con 8 principios de lo que debes y lo que no debes hacer cuando ofreces ayuda a una persona con problemas de salud mental.
La guía está escrita en un lenguaje muy sencillo y de fácil acceso. Los familiares pueden leerla directamente o, si eres terapeuta puedes explicarla en la consulta y luego enviarla como recurso adicional para afianzar lo abordado en la sesión psicoeducativa.
Espero que sea de ayuda para tus pacientes y sus familias.
Escucha y valida
Siente curiosidad por saber con qué está luchando tu amigo y cómo le está afectando. En lugar de hacer preguntas de sí o no, haz preguntas abiertas para que pueda compartir su experiencia. Por ejemplo: “¿Qué está pasando?”, o “¿Cuánto tiempo has estado experimentando esto?”, o “¿Cómo es tu día a día?”, preguntas así suelen ser bastante útiles.
Cuando tu ser querido responda, utiliza declaraciones de validación que lo ayudarán a sentirse escuchados y aceptados tal como son.
Muchas personas con problemas de salud mental a menudo pueden culparse o juzgarse a sí mismas por lo que están pasando; algunos pueden sentir que sus luchas no son válidas porque creen que todo “está en su cabeza”.
Por lo tanto, es importante que puedas validar lo difícil o dolorosa que es su experiencia. Puedes decirle a tu ser querido: “eso suena muy difícil”, para transmitirle que tiene sentido lo que está experimentando y sintiendo.
Pregunta qué necesitan de ti
En lugar de suponer lo que sería útil para tu ser querido, pregúntale directamente: “¿Cómo puedo apoyarte?”, “¿Qué te sería útil en este momento?”. Recuerda: el apoyo es diferente para todas las personas y lo que tú necesitas cuando atraviesas una dificultad, no necesariamente será lo mismo para otra persona que la está pasando mal.
Ofrécete para ayudar con las tareas diarias
A muchas personas que luchan con su salud mental les resulta increíblemente difícil tomar decisiones o realizar incluso tareas aparentemente pequeñas. En lugar de usar la popular frase: “estoy aquí para lo que me necesites”, trata de ser específico sobre lo que estás ofreciendo. De esta manera tu amigo no tendrá que soportar la carga de averiguar qué puede o no puede pedirte.
Si lo visitas echa un vistazo a su alrededor y revisa cómo puedes ayudar. Quizás puedas cocinar, lavar los platos, limpiar el patio, regar las plantas, pasar la aspiradora o doblar la ropa. También puedes ofrecerte para llevarlos a una cita médica o llevarlos al supermercado para comprar comida o a una farmacia. Otra cosa que puedes hacer es enviarle una tarjeta de regalo para hacer las compras o un delivery, por ejemplo.
Celebra sus victorias, incluidas las pequeñas
Los días más comunes pueden estar llenos de desafíos para una persona que están luchando con su salud mental. Por lo tanto, asegúrate de ver sus logros y victorias. Esto puede ayudar a reafirmar sus sentimientos de eficacia y autogestión. Por ejemplo, puedes agradecerle por ser honesto y vulnerable contigo o felicitarlo por ir al trabajo o sacar al perro a pasear con regularidad.
Infórmate sobre lo que está pasando
Hay otra carga importante que puedes quitarle de sus hombros: tener que explicarte en detalle sus problemas de salud mental o diagnóstico. En vez de eso, tómate el tiempo para leer e informarte sobre lo que le está pasando. Por ejemplo, aprender más sobre la depresión, los ataques de pánico o la ansiedad. De esta manera podrás comprender un poco mejor su experiencia y ser consciente de los comportamientos o síntomas graves o de riesgo que debes tener en cuenta.
En la actualidad hay muchos recursos con información útil, desde revistas científicas revisadas por pares y artículos de profesionales de salud mental hasta guías para familiares de personas con problemas de salud mental.
Chequéalos con regularidad
Las personas con problemas de salud mental suelen sentir culpa por creer que son una carga para otras personas. Por lo tanto, habla frecuentemente con ellos (los mensajes de texto funcionan muy bien y no son intrusivos), hazle compañía cuando puedas y recuérdale a tu amigo o familiar que lo amas y que estás de su lado.
Reconoce que no todos los problemas de salud mental tienen la misma forma
No todos los problemas de salud mental tienen el mismo aspecto. Algunas personas pueden tener problemas como resultado de un evento o circunstancia específica, mientras que otras pueden estar viviendo con un trastorno mental crónico. Si esto último es cierto para un ser querido, no esperes que lo “supere” como lo haría con una gripe.
Búscalo donde esté, recuérdale que comprendes que es algo con lo que está viviendo. Esto lo puedes hacer de diferentes maneras, dependiendo de lo que necesiten, por ejemplo: puedes comprender cuando cancelan sus planes porque han tenido un día muy difícil o adaptar tus planes para que ellos puedan participar.
Normaliza hablar sobre salud mental
No esperes a que mencionen sus luchas, ni evites ser directo con ellos. Es importante que eliminemos el estigma de cuidar nuestra salud mental y hablemos de ello de la misma manera que hablaríamos sobre ir al médico o tomar medicamentos para una enfermedad física. Incluso podrías considerar abrirte y ser vulnerable al hablar sobre tu salud mental. De esta manera tu ser querido podrá sentirse en confianza y ser honesto sobre sus propios problemas de salud mental.
Ahora, qué no deberías hacer:
No compares tu experiencia con la de otros
Es importante enfatizar este punto: las personas experimentan de manera diferente los problemas de salud mental. Con la intención de hacer sentir mejor a tu ser querido, es posible que sientas la tentación de decir algo como: “todo el mundo siente ansiedad, depresión, etc.”, o creas necesario mencionar que un conocido tuvo el mismo problema y que se ayudó con “x” estrategia. Pero resiste esa tentación. Aunque decir esas cosas puede ser útil en contextos muy específicos para normalizar la experiencia y hacer que las personas se sientan menos solas. También es muy posible que tengan un efecto contraproducente y que haga que tu ser querido se sienta presionado a superar el problema o que se minimice por lo que está pasando.
Tampoco es muy útil recordarles por lo que deberían estar agradecidos. La positividad tóxica y la comparación con los demás pueden reforzar la idea de que los problemas no son importantes.
No uses lenguaje estigmatizador
Ten cuidado con la forma en que hablas sobre la salud mental con tu amigo (¡y en general!). Evita usar palabras estigmatizantes como “loco”, o usar diagnósticos clínicos o medicamentos con ligereza en tus conversaciones. Por ejemplo: “eso es tan TOC” cuando alguien es muy organizado; o decirle a alguien “tomate tu pastilla” para que se calme. Tomate el tiempo para verificar tus propios prejuicios sobre la salud mental, atención y tratamientos. De esta manera le ahorrarás un dolor innecesario a tu ser querido.
No tomes su comportamiento como algo personal
Las luchas por la salud mental de las personas a menudo no son lineales ni predecibles. Tal vez tu amigo se muestre conversador algún día y tal vez tu hermana siga cancelando las reuniones. Si bien puedes sentirte herido u ofendido por sus acciones, no asumas automáticamente que son un reflejo de cómo se siente tu ser querido contigo.
En su lugar, usa estas señales como momentos para chequearlos, preguntarles qué puedes hacer para apoyarlos y recuérdales que estás disponible para ellos cuando te necesiten.
No intentes controlar la situación
Cuando tienes a un ser querido que sufre o que está angustiado, es muy fácil intentar tomar el control de su vida y hacer los cambios necesarios que crees que aliviarán su sufrimiento. Pero esto disminuye su sentido de autogestión y autonomía. Debes acompañar a tu ser querido mientras navega sus propias luchas, sin dirigirlo ni presionarlo. Recuerda: no seas agresivo sobre lo que él o ella debería o no debería hacer y no le des ultimátums.
No te desanimes
Puede sentirse impotente cuando estás ayudando y apoyando a un ser querido que está luchando y no ves que progresa. El hecho de que te sientas impotente no significa que no puedas ayudarlo. Tu ser querido no espera que le encuentres una solución mágica o que seas perfecto; sólo necesita que estés presente.
No te agotes tratando de apoyar a tu ser querido
Cuanto mejor te cuides, mejor podrás apoyar a tu ser querido. Asegúrate de seguir cuidándote, haciendo las cosas que te gustan y recarga tus propias baterías mientras estás ahí para tu ser querido. Sé claro y directo acerca de tus límites y busca formas de respetar lo que necesitas para ayudarlos cuando te necesitan.
No intentes arreglarlos
Las personas que luchan con su salud mental no están rotas y no necesitan ser reparadas. Al lanzarte con soluciones precipitadas y consejos, cuando no te los piden explícitamente, les estás enviado el mensaje de que lo que están viviendo está mal. Lo que en realidad sucede es que estás sintiendo tu propia incomodidad con lo que está pasando y quieres arreglarlo rápido. Ten en cuenta que tu impulso de intentar arreglar a un amigo o un familiar puede ser en realidad una manera de intentar aliviar y absolver tu propia incomodidad o ansiedad.
No evites los sentimientos que te surgen
Cuando vemos a nuestros seres queridos lidiando con algo doloroso, crónico o difícil de comprender, a menudo surgen nuestros propios sentimientos difíciles y nuestra propia incomodidad o ansiedad. Cuando esto sucede, es importante no esconder las emociones. Dedica tiempo para reflexionar sobre lo que sientes.
Aquí hay algunas preguntas que puedes hacerte: ¿Estoy ansioso porque tengo miedo de lo que le pasara a mí ser querido? ¿Lo estoy evitando porque me siento impotente? ¿Estoy encontrándome con mis propios prejuicios y estigmas sobre la salud mental? ¿Estoy nervioso porque estoy resentido, agotado o simplemente confundido?
Es importante tener claridad sobre lo que sientes. De esta manera podrás cuidarte y seguir estando ahí para tu amigo o familiar. No te avergüences si te das cuenta de que podrías necesitar algún apoyo o atención profesional. Busca en tu localidad centros de apoyo que puedan ayudarte a cuidarte y apoyar a tu ser querido.
Fuente: www.psyciencia.com