Es de importancia informar a la comunidad sobre los procedimientos adecuados para su desarrollo, ya que probablemente en algún momento de la vida se enfrente a la posibilidad de ser evaluados psicológicamente.
El primer uso de la palabra psicodiagnóstico la encontramos en 1921 cuando el Psiquiatra Hermann Rorschach publicaba su prueba psicodinámica conocida como Test de Rorschach o “Test de las Manchas”. Actualmente, y tras un gran recorrido histórico, el psicodiagnóstico es considerado toda una rama de la Psicología que tiene gran valor para los diversos fines de la evaluación psicológica en diferentes áreas: clínica, laboral, educacional y jurídica.
¿Qué es un psicodiagnóstico?
Hablamos de psicodiagnóstico para definir el proceso que tiene por objeto el estudio de los factores que determinan la conducta a través de una variedad de herramientas. Es decir, se trata del estudio de la personalidad mediante la observación de la conducta, combinado con pruebas desarrolladas para tal fin.
También se utiliza como equivalente de evaluación psicológica y consiste en implementar una variedad de instrumentos para acceder a una valoración precisa sobre las características particulares de una persona, como son: rasgos de personalidad, tipo y grado de patología, fortalezas y debilidades, etc.
¿En qué consiste?
El psicodiagnóstico se realiza por pedido o derivación de algún profesional de diversos campos de estudio: neurólogos, psiquiatras, de las instituciones educativas, de las organizaciones laborales y los fueros judiciales. En casos donde se hace necesario evaluar o comprender, aspectos psicológicos de la persona a evaluar. Para lograr tal fin el psicodiagnosticador seleccionará las técnicas que considere adecuadas según lo que se deba investigar: inteligencia, personalidad, daño psíquico, competencias, déficit, recursos, etc.
¿Qué tipo de técnicas se emplean?
– Técnicas Proyectivas: evalúan la personalidad como estructura global. A partir de un estímulo exterior se desencadenan en el individuo mecanismos de proyección que ponen en evidencia o reflejan características personales.
– Técnicas Psicométricos: abordan aspectos parciales de la personalidad, a los cuales miden o evalúan a través de escalas estadísticas. Estos rasgos pueden ser: capacidad intelectual, destrezas especiales, motricidad, percepción.
En relación a la información obtenida:
Para un sujeto someterse a un psicodiagnóstico puede despertar miedos, fantasías o ansiedades respecto del uso y destino que se le dará a la información obtenida. Por este motivo, es indispensable el compromiso ético del profesional interviniente. Debe quedar siempre claro que, si bien en este proceso se revela una infinidad de información muy intima y valiosa, el psicodiagnósticador hace reserva de todo este caudal tomando sólo los aspectos que le sean requeridos para elaborar el informe, dependiendo de la demanda efectuada. Por ejemplo, si lo solicitado es una evaluación desde el ámbito laboral, se hará foco en aspectos a evaluar que solo tengan relación directa con ello.
Devolución e informe:
Habitualmente, tras la evaluación, se realiza una devolución al sujeto examinado. En esta instancia se da al sujeto algunas apreciaciones sobre los resultados del proceso. Constituye un tiempo dialéctico de trabajo, donde ambos actores participan, y van produciendo elaboraciones acerca de la subjetividad que se ha puesto en juego en el trabajo realizado. Frecuentemente se realiza en forma oral y sintética.
Cuando el psicodiagnóstico es pedido por un tercero, debe ser objetivado en un informe escrito con características más formales, cuyo contenido y particularidades, dependerán de lo que ha sido pautado con el solicitante.
¿Qué aspectos tener en cuenta al momento de ser evaluado?
Es importante dimensionar la complejidad que todo este proceso implica. Por ello, es indispensable recordar que:
– Para su desarrollo se necesitan sucesivos encuentros (de 2 a 6 sesiones) con una duración media de 45 a 60 minutos, en los que se pueda trabajar sobre los objetivos planteados.
– La batería de “Test” a aplicar es elegida pura y exclusivamente por el psicodiagnósticador.
– No puede abordarse a un diagnostico certero con la aplicación de una sola técnica aisladamente.
– Una evaluación diagnóstica debe ser realizada por un psicólogo, con formación comprobable y entrenamiento en la aplicación e interpretación de pruebas psicológicas.
Lic. Marcos Igarza. Psicólogo. M.P. 7014
Miembro de Fundación Clínica de la Familia
Nota publicada en diario Puntal el sábado 15 de abril de 2017.