Salud.Lo revela una encuesta de la Sedronar en más de 1000 escuelas del país. Hace cinco años, el consumo en esa franja de edad era del 25%. La venta de alcohol a menores está prohibida.
El dato surge de un informe publicado por la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar): uno de cada tres chicos de 14 años o menos tomó alcohol en los últimos 30 días. En en ese rango de edad, el consumo viene creciendo. Mientras que en 2009 habían bebido, en el último mes, el 25,4% de los chicos, el año pasado admitió haberlo hecho el 32,2%.
Pero el alcohol no es el único problema y ahora viene con un compañero de moda: el energizante. El trabajo de la Sedronar señala que por abajo de los 14 años, las bebidas energizantes (estimulantes de venta libre) se transformaron en la sustancia psicoactiva más consumida “alguna vez en la vida”. La probó el 55,9% de los encuestados. Al mismo tiempo, seis de cada diez de los alumnos de 14 años o menos que consumió bebidas energizantes durante el último mes las mezcló con alcohol.
La investigación, el “Sexto estudio nacional sobre el consumo de sustancias psicoactivas en estudiantes de enseñanza media” se terminó en diciembre de 2014. Abarcó a más de 2,2 millones de alumnos, de mil escuelas de todo el país. Entre sus conclusiones, señala que en el grupo de 14 años o menos “se observa una tendencia ascendente para el consumo reciente y actual (de alcohol) durante el último quinquenio. Sumado a que la mayoría de los estudiantes consumieron alcohol por primera vez entre los 13 y 14 años e incluso un porcentaje significativo lo hizo a los 12 años o antes”.
María Angeles, una chica de 14 años, de Flores, le explicó a Clarín que el momento de probar suele darse antes de ir a bailar a la matiné, el horario de los boliches para los más chicos, que va entre las 19 y las 23.
“En general, las bebidas como la cerveza o el Gancia se pueden comprar en cualquier supermercado chino del barrio. Los chicos ya saben quiénes les venden sin preguntar y en qué locales no, por ser menores de edad. Se juntan en una casa, si no están los padres, o en una esquina cercana al boliche y toman”. En algunos casos, pueden juntarse a beber a la salida del colegio, en la calle. La venta de alcohol a menores de 18 años está prohibida por ley en todo el país.
Federico (13) va a una escuela privada de Caballito. Amplía: “¿Porqué tomamos? Porque parecés más grande y porque si no te quedás afuera. El
que toma después lo cuenta y si nunca tomaste, los que sí tomaron vienen y te dicen, ‘¿sos boludo que nunca probaste?’”.
“En algunos casos, son los padres quienes compran el alcohol para la previa de sus hijos”, le explicó a Clarín a fines del año pasado Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), hablando de adolescentes grandes. Se refería a un informe difundido por el Ministerio de Salud que señalaba que el consumo de alcohol entre adolescentes se había duplicado en una década.
Para los especialistas en adicciones, la búsqueda de correr los límites es natural en la adolescencia. El problema es que no se tiene la información suficiente sobre los riesgos que se corren.
Para la psicóloga Any Krieger, de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), se trata de un mal de época. “Todo empieza a menor edad, incluso las relaciones sexuales –dice–. El objetivo es parecer más grandes y también desinhibirse, porque los estímulos sexuales empiezan antes ahora y la necesidad de la conquista aparece más temprano que en otras generaciones”. Krieger cree que “la relación con los padres ha cambiado y por la intimidad que permiten las redes sociales, se acelera el crecimiento de los chicos. Eso los sume en una situación de alta precocidad, que adelanta distintas conductas. Ante esta realidad, los padres deberían fijar límites más claros, sin temor a abrir un diálogo sobre el tema”.
¿Qué toman los chicos? Puede servir de orientación una encuesta que coordinó el Gobierno bonaerense para elaborar Guías docentes de prevención. Se consultó a 14 mil alumnos de 15 a 17 años, de escuelas públicas. Cuándo se les preguntó qué bebidas alcohólicas consumen en una cantidad menor a medio litro, el 48% respondió fernet, el 43% vodka, el 35% cerveza y un 4,4% vino o champán.
En una encuesta a padres de chicos de 7 a 17 años que realizó una fabricante de cerveza el año pasado (ver “El 40%…”), concluyó que mientras el 78% de los papas piensa que los jóvenes consumen mucho alcohol, el 81% considera que sus hijos no toman “nada”. Llevar el debate al interior del hogar sigue siendo parte del problema.