Un estudio experimental publicado por Facebook revela que los estados emocionales se pueden transferir a otros a través de las redes
El grupo de científicos e investigadores que realizaron este experimento probaron que el contagio emocional se produce sin la interacción directa entre las personas, y en la ausencia total de las señales no verbales. La exposición a una publicación de un amigo que expresa una emoción es suficiente.
Este mes se revelaron los resultados de la investigación realizada entre el 11 y el 18 de enero de 2012, en los muros de casi 700.000 usuarios de habla inglesa seleccionados al azar, en el cual se redujo la probabilidad de que vieran publicaciones positivas o negativas realizadas por sus amigos. Mediante esto, los investigadores quisieron comprobar si es cierto el tópico de que nos deprime ver lo felices que son las vidas de nuestros amigos: resultó que, si provoca alguna emoción, es justo la contraria. Como resultado, los usuarios estudiados cambiaron su conducta: los que vieron menos publicaciones positivas, usaron palabras más pesimistas al cabo de una semana y viceversa, los que vieron menos negatividad en sus muros fueron algo más positivos.
Estos resultados indican que las emociones expresadas por los demás en Facebook influyen en nuestras propias emociones, que constituyen evidencia experimental de contagio a escala masiva a través de redes sociales. Este trabajo también sugiere que, en contraste con los supuestos prevalecientes, la interacción en persona y las señales no verbales no son estrictamente necesarias para el contagio emocional, y que la observación de las experiencias positivas de los demás constituye una experiencia positiva para la gente.
Por otro lado, el estudio desató múltiples reacciones y polémicas debido a que los investigadores no avisaron a las 689.003 personas (el 0,04% de los usuarios de Facebook, 1 de cada 2.500) que se reduciría la probabilidad de que en su muro aparecieran de forma natural contenidos con palabras positivas, en unos casos, y negativas, en otros.
Uno de los grandes problemas que enfrenta Facebook desde su crecimiento es el de la privacidad de los datos de los usuarios. Su expansión en todo el mundo trajo aparejados diversos conflictos con gobiernos y entidades que velan por los derechos de los usuarios en Internet. Es que Facebook lleva hace años el registro de las actividades de los usuarios dentro de su plataforma, incluso cuando utilizan aplicaciones de terceros, y esto le ha permitido integrar y cruzar esas experiencias, posibilitando el acceso de terceros a información cualitativa sobre gustos y preferencias de los usuarios.
Ahora se enfrentará a una investigación legal en Reino Unido debido al controvertido experimento. Para ello, la Oficina del Comisionado de Información deberá averiguar si esta red social infringió alguna ley de protección de datos cuando llevó a cabo el experimento, tendrá que determinar la información personal que usó, y si los usuarios dieron su consentimiento.
Sin embargo, esta no es la primera vez que se manipulan las emociones de los usuarios de Internet. En marzo de este mismo año, otro grupo mixto de Facebook y científicos sociales llegó a las mismas conclusiones en un estudio que analizaba cómo influía la lluvia en las emociones volcadas en la red —nos entristece— y cómo estas publicaciones se contagiaban a los amigos que vivían en lugares más soleados en ese momento.
Lo mismo sucede con otras plataformas de Internet que tienen un conocimiento tan o más exhaustivo de sus usuarios y que realizan este tipo de experimentos cada año. Evidentemente, no piden permiso, salvo en los términos y condiciones de uso que todo el mundo acepta pero que nunca nadie lee.
Por ello se hace necesario advertir sobre los riesgos de la exposición de datos en la red, ya que a través de ellos se puede crear un perfil muy preciso de sus intereses y actividades. Y éstos pueden ser utilizados por terceros con distintos fines, generalmente comerciales, pero también representar riesgos, como la usurpación de identidad, pérdidas económicas o posibilidades de empleo, y ataques a la integridad física.
Debemos tener conciencia de lo que publicamos ya que “cedemos” nuestra privacidad, sin conocer cuál será el real manejo de la información que estamos brindando.
Lic. Eliana Durán
Comunicadora Social
Miembro de Fundación Clínica de la Familia