En este artículo se describen los signos emocionales y cognitivos que suelen aparecer al inicio del trastorno, que sirven para la detección precoz. Además, de la importancia del acompañamiento familiar.

Es por todos conocidos que la enfermedad de Parkinson es un trastorno neurológico degenerativo y progresivo secundario a una degeneración de las neuronas dopaminérgicas.

El cuadro más característico incluye la presencia de temblor, rigidez, trastornos de la marcha y la pérdida de reflejos posturales, los que son llamados signos motores de la enfermedad.

La mayoría de los pacientes presentan estos síntomas y seguramente son los más llamativos de la enfermedad, pero muchas veces nos quedamos sólo en ellos y se minimizan la consideración de otros signos, que si bien no son tan frecuentes, no por ello menos importantes.

Son los llamados signos no motores de la enfermedad, entre los que incluimos la depresión y alteraciones emocionales, el deterioro cognitivo, los trastornos del sueño y otros signos como la pérdida del olfato y la constipación (a veces aparecen precozmente), trastornos urinarios, fatiga, disfunción sexual.

De todos los signos anteriormente mencionados, en este artículo haremos énfasis en los trastornos emocionales y el deterioro cognitivo, ya que afectan en gran manera la calidad de vida de los pacientes y la de su entorno familiar.

Con respecto a la depresión, según estadísticas, se detecta en aproximadamente un 50% de los enfermos, con la característica que puede preceder a los signos típicos del cuadro, por lo que hay que estar muy atento para detectar otros signos característicos. Afortunadamente con la intervención farmacológica adecuada el cuadro responde satisfactoriamente.

En cuanto a los cambios emocionales, muchas personas se vuelven temerosas e inseguras, perdiendo la iniciativa y siendo muy dependientes de sus familiares cercanos. En otros casos, se vuelven irritables o atípicamente pesimistas.

Los pacientes que presentan signos de deterioro cognitivo ven afectadas principalmente las funciones ejecutivas y visoespaciales, la fluencia verbal y la memoria de evocación.

Generalmente estas alteraciones aparecen en la enfermedad que ya tiene un buen tiempo de evolución, pudiendo llegar a un cuadro demencial, en aproximadamente en un 30% de los casos.

Es muy importante ante la sospecha de deterioro cognitivo, poder utilizar herramientas como la valoración neuropsicológica, que nos permitirá no solo estar seguros del diagnóstico que presenta el paciente y de las características del mismo, sino que también es muy importante para el tratamiento no farmacológico, de quien padece dicho cuadro, con intervenciones como la estimulación cognitiva y el acompañamiento terapéutico.

También debemos diferenciar los trastornos cognitivos de olvidos menores que la mayoría de los pacientes pueden presentar, los cuales son llamados “olvidos benignos” ya que no interfieren en las actividades de la vida diaria.

En cuanto al tratamiento farmacológico, en los últimos años han aparecido drogas utilizadas para tratar el deterioro cognitivo que originariamente fueron aprobadas para la demencia de tipo Alzheimer, notando que también pueden ser de utilidad en pacientes que sufran cuadros parkinsonianos.

El mensaje final apunta a que tengamos presentes estos cuadros menos conocidos que forman parte de la enfermedad de Parkinson, ya que son frecuentes y producen importantes consecuencias no solo en quien los padece sino también en el núcleo familiar. Sabiendo que si son detectados a tiempo tienen tratamiento, siempre bajo la modalidad de intervención multidisciplinaria, con especial énfasis en el equipo de salud mental, que será el encargado de acompañar el proceso evolutivo de esta enfermedad con la finalidad de mejorar algo tan importante como la calidad de vida.

Dejar en claro que el apoyo y comprensión de la familia, juegan un rol fundamental para la contención de las personas con enfermedades de curso crónico como el Parkinson, siendo relevante que se involucren para ayudar a llevar los vaivenes de la enfermedad, tanto en lo que se refiere al deterioro físico, como al cognitivo/emocional.


Para tener en cuenta:

1) La enfermedad de Parkinson no se circunscribe sólo a signos motores.
2) Hay síntomas de aparición temprana a los cuales hay que estar atentos.
3) Destacamos en ellos la depresión, alteraciones emocionales, constipación, perdida de olfato.
4) El deterioro cognitivo se presenta en un porcentaje no menor, aunque no hay que confundirlo con olvidos que no afecten la funcionalidad diaria de la persona.
5) Cuando el deterioro está presente, es vital la intervención multidisciplinaria, destacándose el rol del equipo de salud mental y la contención familiar.

Dr. Enzo Alejandro Torrigiani. Medico M.P. 24292/9 

Especialista en Neurología. M.E. 8958

Miembro de Fundación Clínica de la Familia

Informar para la Salud - 02-05-15


Compartir:


  Categorías:

Informar para la salud

  Etiquetas:

, ,