El artículo describe aspectos generales del proceso que implica formar esta configuración que va camino a ser el modo prevalente de convivencia
Las familias ensambladas son aquellas que surgen a partir de segundas nupcias, están conformadas por adultos que tienen, uno de ellos o ambos, hijos de uniones anteriores. Dentro de estas consideraciones entran tanto las segundas o posteriores parejas de viudos, divorciados y madres solteras. Es una configuración familiar que va en camino de convertirse en la forma prevalente de convivencia.
Las familias ensambladas tienen un largo camino por delante. Algunas parejas creen y desean que su nueva familia sea totalmente diferente a la anterior, sobre todo si vienen de atravesar un divorcio, y otras piensan que serán muy parecidas a la que tenían, si ha fallecido su pareja anterior.
Lo que es evidente es que presentan diferencias con respecto a las familias constituidas por primera vez, estas discrepancias son el origen de sentimientos de incomodidad, frustración y también desorientación.
La particularidad de las familias ensambladas es que comienzan luego de muchas pérdidas y cambios. Por un lado, se encuentran las pérdidas que sufren los hijos, entre ellas la relación cotidiana con sus padres, el lugar que ocupaban en su familia siendo el mayor o el menor. Por otro lado, vemos que los adultos han perdido un proyecto, su estatus social, casa, trabajo, entre otras cosas, como consecuencia del divorcio o viudez.
Complejiza la situación el hecho de que no tan sólo los adultos traen sus expectativas y creencias, sino también los niños. Poseen diferentes valores y costumbres, no tienen historia en común, la cual se construye en la convivencia y en el tiempo compartido. Sucede lo mismo con el sentido de pertenencia y por ende de lealtad familiar. Esto puede producir confusión y sensación de inestabilidad en los miembros de la familia ensamblada. Es habitual escuchar relatos de quienes conforman estas familias acerca de cómo han cambiado ciertas costumbres que ellos tenían arraigadas, que su padre/madre biológico antes aceptaba o apoyaba, también peleas por imponer rituales, como por ejemplo, la manera de festejar las fiestas.
Otra característica que las distingue de las familias en primeras nupcias o biológicas es el hecho de que hay más de dos figuras parentales, hay un padre biológico en otra casa o en el recuerdo. Los chicos transitan entre dos hogares con distintas costumbres, creencias y modos de actuar y, si la relación entre la expareja es conflictiva, es aún más complicada esta circunstancia. Es común que surjan sentimientos de competencia y comparar las dos familias, así como también es normal que los niños se sientan que están en una posición en la que deben elegir a uno u otro. También es frecuente que se crean amenazada su seguridad cuando llega el hijo producto de la nueva pareja.
Con respecto a la parentalidad, hay un aspecto importante a considerar que suele traer aparejadas muchas dificultades y se convierte generalmente en el origen de las consultas. A diferencia de las familias biológicas en las cuales hay usualmente una especie de luna de miel de la pareja y con posterioridad llegan los hijos, lo que les permite adaptarse y construir paulatinamente y juntos sus roles de padre y madre. En las familias ensambladas se da el fenómeno conocido como parentalidad instantánea. Esto se refiere al hecho de que, aún antes de consolidar la pareja y conocerse más profundamente, deben abordar la parentalidad por el hecho de que el otro posee hijo/s de su anterior relación. Las personas previamente solteras sin hijos propios, deben enfrentarse a una circunstancia para la cual carece de recursos ya que desconoce totalmente este rol, aunque también es difícil si teniendo hijos, hay diferencia en las edades con los niños de la pareja.
Cada uno de los aspectos marcados otorgan una singularidad a las familias ensambladas que es muy importante conocer, tanto para quienes están conformándolas. Como también para quienes trabajamos con ellas, así de esta manera adecuar las expectativas, reconocer las dificultades más usuales, prepararse para enfrentar los desafíos inherentes al proceso de ensamblaje. Lleva tiempo conseguir la integración y la categoría de “familia”, para lograrlo se atraviesan diferentes etapas en este proceso. Algunas familias logran transitarlas sin mayores problemas ni ayuda, y otras se estancan en alguna de las etapas y precisan una orientación y apoyo para poder superarlas.
Lic. Cecilia Medina, Psicóloga (MP 3875)
Lic. Cecilia Tissera, Psicóloga (MP 7747)
Miembros de Fundación Clínica de la Familia