La violencia de género es un problema social, de carácter estructural, que tiene su raíz en el machismo y la desigualdad que se reproducen y perpetúan generación tras generación en toda sociedad, a través de múltiples vías: la cultura, la moda, la música, la literatura, la publicidad, los medios de comunicación, la religión, los videojuegos, las redes sociales… Hablamos de un problema presente en toda sociedad, en todas las esferas sociales y, por supuesto, en todas las capas de población, incluidas las más jóvenes.

Así pues, el origen de la violencia no lo encontramos en razones como que la pareja de vuestra hija sea más o menos agresivo, que pierda el control, que provenga de una familia “difícil”, etc. La violencia que ejerce no tiene como fin hacer daño por hacerlo sino ejercer su dominio para mantener el poder sobre su pareja, imponiendo un modelo de relación de pareja desigual, que le da poder y privilegios y que está en consonancia con lo que ha aprendido (que ha asumido y que pretende llevar a la práctica) sobre cómo debe ser una pareja.

La violencia de género empieza a aparecer desde que se establecen las primeras relaciones de pareja (la mayoría de ellas en la adolescencia), no siempre como comportamientos agresivos (más evidentes y detectables) sino como comportamientos que favorecen la desigualdad, el dominio y el abuso. Cuando aparece la violencia en su faceta de agresión física la persona que la sufre ya está muy dañada en sus aspectos emocionales, relacionales y psicológicos.

Las estrategias de coacción que se utilizan en la fase de noviazgo son, básicamente, las que se manifestarán posteriormente a lo largo de la relación, pero con formas y maneras de carácter más sutil, indirecto, encubierto y disfrazado o mezclado con muestras de afecto y sentimientos amorosos, lo cual confunde a vuestra hija.

Es fundamental entender que, aunque la pareja no emplee conductas que identifiques como violencia, la presencia de conductas de desigualdad, de dominio, que busquen la sumisión de ella o que ceda siempre a las imposiciones de él, son las manifestaciones tempranas de que en la relación se está instaurando la violencia de género.

La violencia de género, además de dañar a la mujer que la sufre, puede generar una fuerte dependencia emocional: paradójicamente es muy probable que vuestra hija se sienta enamorada y que viva como algo imposible el dejar la relación que la daña.

El que esta violencia la ejerza su pareja (con quien tiene un vínculo afectivo), el que muchas veces los comportamientos violentos no sean identificados como tales, las consecuencias de la propia violencia y la dependencia emocional que provoca, hacen que sea muy difícil para quien está sufriendo violencia de género cambiar lo que está viviendo.

Compartimos una Guía para madres y padres con hijas adolescentes que sufren violencia de género elaborada por el Instituto Andaluz de la Mujer.

Guía para padres y madres con hijas adolescentes que sufren violencia de genero

Recursos Locales de Río IV para la Orientación y Asistencia sobre la Violencia de Género

Fuente: www.psyciencia.com


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Artículos de interés y actividades por la salud emocional