Tirantez en el pecho, preocupación constante, una sensación en el estómago, respiración entrecortada, dificultad para dormir debido a que no puedes dejar de pensar, una sensación de miedo o inquietud (y a veces no sabemos por qué). La experimentación de varias de las sensaciones antes mencionadas es lo que comúnmente llamamos ansiedad.
Aunque los niños y niñas experimentan ansiedad, no necesariamente saben qué es eso.
¿Qué puede hacer un adulto para enseñarles qué es, cómo se siente y dónde pedir ayuda?
Definiendo ansiedad
Es una emoción que se caracteriza por sentimientos de tensión, pensamientos de preocupación y cambios a nivel físico.
Si tienes un trastorno de ansiedad es posible que experimentes preocupaciones o pensamientos intrusivos frecuentes, los cuales son difíciles de manejar. Esos pensamientos generalmente no se van y suelen empeorar con el tiempo.
Las personas con ansiedad dedican mucho tiempo a sus preocupaciones y se les dificulta concentrarse en otras cosas, lo que puede afectar la vida cotidiana. Tal vez comiencen incluso a evitar actividades o cosas que solían hacer o disfrutar.
Como dijimos, también hay manifestaciones físicas, como: Inquietud, tensión muscular, molestias estomacales u otros dolores, mareo, ritmo cardíaco rápido, problemas para dormir, temblores, sudor o dolores de cabeza.
Los problemas con la ansiedad son unos de los más frecuentes en salud mental y pueden ocurrir al mismo tiempo que otras condiciones (generalmente depresión y TDAH).
Sin embargo, es una condición manejable y mientras más la entiendas, más fácil será desarrollar herramientas que te ayuden.
Cómo hablar con niñas y niños sobre ansiedad
Dado que es una problemática común, es probable que tus hijos o hijas conozcan a alguien con ansiedad o incluso que ellos mismos estén lidiando con ella.
Sin embargo, no es necesario conocer a alguien con esa dificultad o experimentarla para tener preguntas sobre el tema, debido a que probablemente también lo hayan visto en la televisión o hayan escuchado a celebridades hablar de eso.
Pero esto es algo bueno: Mientras más hable la gente sobre salud mental, más entenderán las personas y más probable será que pidan ayuda.
Paso 1: Explorar
El primer paso es entonces, explorar con curiosidad qué es lo que ya saben tus niños y niñas. De ese primer acercamiento puedes notar qué información está errada y planear cómo podrías volver a tocar el tema.
Paso 2: Explicar
Para niñas y niños más pequeños puedes utilizar una explicación similar a la siguiente: “La ansiedad sucede cuando nuestro cerebro comienza a trabajar demasiado duro y se pone protector, como una abeja obrera a quien se le encomienda mantener a la reina a salvo. Zumba y zumba hasta que termina agotada”
En el caso de las niñas y niños más grandes, puedes hablar sobre cómo eso luego tiene un impacto en la mente y el cuerpo y nombrar algunos de los síntomas que las personas experimentan con la ansiedad. Puedes también explicar que la gente puede sentir ansiedad por diferentes situaciones como la escuela o los exámenes.
Paso 3: Cómo lidiar con la ansiedad
Es importante hablarles sobre el manejo de la ansiedad y lo útil que puede ser compartir su sentimientos para obtener apoyo.
Para comenzar, pueden practicar técnicas de respiración juntos (una muy comúnmente utilizada con niños y niñas es la de ponerse la manito en la panza e imaginar que es un globo que se infla y desinfla; también está la de oler flores y luego soplar una vela). Estas prácticas le ayudarán a sentir relajación y calma.
De todos modos, dependiendo del nivel de severidad que sienta el niño o la niña, también es bueno hablarles sobre recibir ayuda de un profesional de la salud mental, normalizando los tratamientos psicológicos y farmacológicos.
En el caso de los niños y niñas más jóvenes, puedes decir algo así: “Algunas veces las preocupaciones y los miedos se hacen tan grandes que es muy difícil lidiar con ellos solita/o. Tu ansiedad ha hecho que sea muy duro para ti dejar la casa (o ir al médico, o a la escuela o jugar con amigas/os, etc.). Una terapeuta puede ayudarte a ti y a mami y a papi a aprender cómo hacer que tus preocupaciones sean más pequeñas y menos terroríficas.”
Preguntas frecuentes de los niños y niñas
Independientemente de la edad, las niñas y los niños podrían tener dudas relacionadas a la ansiedad. Algunas de las más comunes son:
- ¿Y si mi cerebro no está mal?
La preocupación que siente el niño o la niña es muy real, no debes minimizarla diciendo cosas como que eso no sucederá o que su cerebro está exagerando.
En su lugar, la idea que debes transmitir es que sus miedos y preocupaciones derivan de lugares reales y que son válidos. La cuestión es que se dedica mucho tiempo a pensar en esos miedos y preocupaciones y allí es donde el cerebro lucha.
Algo que puede ayudarles mucho es hablar de esos miedos y buscar posibles soluciones o formas de resolverlos. El miedo en sí no es inválido, pero la cantidad de energía cerebral que se usa en eso no es útil.
- ¿Me pasa algo malo?
Esta duda también acarrea problemas con el autoconcepto y la seguridad. Debemos recordarles que no hay nada malo en ellos/as o en otras personas que tienen ansiedad. No son defectuosos, no están dañados. Simplemente, algunos eventos adversos de la vida pueden desencadenar condiciones de salud mental. Tener ansiedad no es culpa de ellos/as y, todavía más importante, hay profesionales que les pueden ayudar.
- ¿En qué consiste el tratamiento?
Y conectado con el final del punto anterior, las niñas y niños pueden querer saber cómo es el tratamiento. Podrías explicar que lo que haga en terapia dependerá de lo que el profesional crea que será de más ayuda, sin embargo pueden haber juegos, conversaciones o ejercicios para aprender nuevas habilidades. Aunque puede durar un tiempo largo, no es algo que vaya a tener que hacer toda la vida, tú lo esperarás afuera o, a veces, incluso entrarás con él o ella.
- ¿Siempre me voy a sentir así?
Dada la cantidad de tiempo que una niña o niño con ansiedad pasa pensando en sus miedos y preocupaciones, pueden tener esta duda alguna vez.
Este es el momento perfecto para recordarles que la terapia podría ser muy efectiva para ayudarles con su ansiedad.
Es de ayuda comentarles que muchas personas reciben tratamiento por condiciones de salud mental y, si tu lo has hecho, también puedes comentarlo.
Recursos en español
Alguno recursos en español que se utilizan para explicarles a los niños y niñas sobre la ansiedad son:
– Margarita la temerosa
– El planeta de los Psimon
– Serie “Qué puedo hacer…”
Último paso
Si tu hija/o está hablando sobre ansiedad es porque ella o alguien que conoce están lidiando con eso. Es una buena oportunidad de modelar cómo buscar ayuda.
Es importante que tanto tú como tu hijo/a sepan que no tienen porqué pasar por eso solos. Hay tratamientos y pueden ayudar mucho.
La sección siguiente es para leérsela a los niños y niñas:
¿Qué es la ansiedad?
¿Alguna vez te has ido a acostar en la noche y has cerrado los ojos pero sin poder dormir?
Tal vez tu cuerpo se sentía tirante o nervioso o parecía que había un elefante sentado en tu pecho. Tu mente tal vez te pase imágenes tras imágenes y tu sientas que no puedes detenerla: imágenes de cosas que dan miedo, como monstruos bajo la cama o algo malo pasándole a tu familia.
Probablemente eso te dio mucho miedo.
Pero, ¿sabes qué? Le pasa a muchas personas. Eso tiene un nombre: ansiedad.
Ansiedad es lo que sucede cuando no puedes “apagar” tu cerebro y te preocupan muchas cosas diferentes o, tal vez, solo una cosa.
Puede hacer que te duela la cabeza y la panza. A veces comienza porque algo malo te ha pasado y no puedes dejar de pensar en eso. Otras veces es solo la forma en que trabaja tu cerebro. Es tu mente trabajando demasiado para mantenerte a salvo.
De cualquier forma, la ansiedad se puede sentir muy mal. No solo en tu cerebro, si no también en tu cuerpo.
Las personas que sienten ansiedad no tienen porque sentirse así para siempre. Simplemente hablar de eso puede hacernos sentir mejor. Y hay muchas formas de ayudar a que la ansiedad no se haga muy grande.
De hecho, una de las cosas más fáciles que puedes intentar es respirar. Incluso en momentos donde no sientes ansiedad, puedes practicarlo. Respira profundamente 3 veces. Luego, pretende que estás oliendo flores y, seguidamente, soplando velas.
Parece tonto ¿verdad?, pero muchas veces ayuda.
Así que si llegas a sentir ansiedad, déjales saber a tus seres queridos. ¡Tal vez te digan cómo se sienten también!
Fuente: www.psyciencia.com por Alejandra Alonso