Sucesos angustiantes (actos de violencia, desastres naturales, accidentes, etc.) ocurren con demasiada frecuencia y por más que procuramos proteger a los niños, ellos pueden estar expuestos a tales eventos a cualquier edad. Estas situaciones pueden quebrantar su sensación de seguridad, por lo que la manera de abordar la cuestión por parte de las madres, padres o cuidadores será crucial para promover la sensación de seguridad perdida, y evitar que los chicos vean al mundo como un lugar amenazante y aterrador. Es posible que las madres, padres o cuidadores recreen la sensación de seguridad perdida después del trauma.
Si bien este artículo está redactado con un evidente enfoque en niños, su lectura también puede ser de utilidad para quienes estén a cargo del cuidado de adolescentes.
Comportamientos que podrías ver en un niño pequeño después de un evento aterrador o traumático:
- Ansiedad: puede manifestarse, por ejemplo, con problemas para concentrarse o prestar atención, incremento del aferramiento, llanto y gemidos.
- Mayor miedo a separarse de los padres.
- Aumento de comportamientos agresivos.
- El niño se encuentra más retraído y es más difícil que se involucre, puede manifestar pérdida de interés en las actividades, pérdida de confianza, o no querer hablar.
- Preocupación: ya sea a través de juegos que representan eventos aterradores, o revivir la experiencia mediante dibujos repetidos. Puede estar muy preocupado por la posibilidad de que ocurran eventos en el futuro o puede tener pesadillas.
- Cambios en los patrones de sueño y alimentación.
- Se frustra con mayor facilidad y es más difícil de consolar.
- Un regreso a comportamientos anteriores, como despertarse con frecuencia y chuparse el dedo.
- Síntomas físicos: como dolor de cabeza o de panza, sentirse cansado, comer mucho o muy poco.
Permitile una reacción tardía. Al principio, puede parecer que algunos niños son capaces de hacer frente a la situación sin mayores problemas, pero pueden experimentar reacciones al estrés días, semanas e incluso meses más tarde.
Cuando ocurre un evento traumático y tu hijo muestra signos de angustia, tu respuesta ante el evento traumático es importante para el niño:
- Respondé a la necesidad de tu hijo de mayor atención, comodidad y protección. Esto lo hará sentirse más seguro antes.
- Prestá mucha atención a los sentimientos de tu hijo y validalos. Ignorar los sentimientos no los hace desaparecer.
- Ayudá a tu hijo a identificar sus sentimientos nombrándolos (aterrador, triste, enojado, etc.).
- Ofrecele formas seguras de expresar sentimientos, como dibujar, simular juegos o contar historias.
- No desanimes el juego de tu hijo porque te resulta perturbador. Los niños pequeños lidian con los eventos aterradores recreándolos a través del juego. Si tu hijo parece estar angustiado por su juego, consolalo y redirigilo a otra actividad.
- Se paciente y tranquilo cuando tu hijo esté demandante, llorón o agresivo. Necesita que lo ayudes a recuperar el control y sentirse seguro.
- Respondé las preguntas de los niños de acuerdo con su nivel de comprensión: «sí, sucedió algo malo pero te estamos manteniendo a salvo».
- Y lo más importante, atendé tus propios sentimientos y obtené el apoyo que necesitás para hacer frente a la situación. Los niños miran a sus cuidadores en tiempos de crisis en busca de instrucciones sobre cómo responder. Manejar tus propias emociones te permite transmitir una sensación de calma y le permite a tu hijo saber que sos fuerte y que tenés el control, que es la forma más poderosa de hacerle saber que está seguro.
Hablar sobre el evento traumático
Una buena forma de empezar a abordar el tema es hablando con tu hijo de manera tranquila, atenta y cara a cara. Esto puede proporcionarle una mejor comprensión del evento y puede ayudarlo a sentirse contenido y protegido. La Academia Estadounidense de Pediatría alienta a los padres a filtrar la información sobre la crisis y presentarla de manera que tu hijo pueda acomodarse, adaptarse y hacerle frente.
Fuente: http://www.psyciencia.com/