La autora describe las principales características de este trastorno de la personalidad, que se confunden con los valores de la cultura postmoderna.
El trastorno narcisista de la personalidad, toma su nombre del mito griego de Narciso. Este se refiere a aquel joven que enamorado de su propia imagen reflejada en la superficie de un estanque, es incapaz de identificarse y cae al agua ahogándose, al tratar de fundirse con ella.
Según los manuales de psicopatología, las principales características de esta enfermedad son:
– Grandiosidad. La persona se considera exageradamente importante, exacerba sus realizaciones y talentos. Espera ser reconocido como superior, sin realizaciones que lo demuestren.
– Necesidad de admiración. Acompañada de fantasías de ilimitado éxito, poder o inteligencia.
– Creencia de ser especial o único. Sólo puede ser comprendido por otras personas especiales o de condición elevada.
– Falta de empatía. Abuso en las relaciones interpersonales. Obtiene ventajas para sus propios objetivos.
– Dificultad para relacionarse. Por evaluar de manera inadecuada sus propias características.
De todas las características antes mencionadas podríamos decir que la frialdad emocional es el sentimiento básico que distingue a este tipo de personalidad.
El narcisista se caracteriza porque la preocupación se centra en el mismo, con exclusión de cualquier otro. Lo que suele generar relaciones de explotación y crueldad hacia las demás personas. Pero a la vez siente, inseguridad e insatisfacción crónica acerca de sí mismo.
Pero, ¿Qué hay detrás de este comportamiento?, ¿Qué lleva a una persona a actuar así y sufrir insatisfacción crónica?
Desde el psicoanálisis, el problema tiene su origen en la temprana infancia. El narcisista queda atrapado en su imagen, no distingue entre la imagen de quien imagina que es, y quien es en realidad. Las dos visiones se juntan en una sola, el narcisista se identifica con la imagen idealizada de sí mismo.
Existe una diferencia entre el Yo y su imagen, como existe una diferencia entre la persona y su reflejo en el espejo. Ahora bien, ¿Por qué están tan presentes los trastornos narcisistas en nuestro tiempo?
Tal vez algunas características de nuestra cultura favorezcan la aparición de este tipo de trastorno. Vivimos en una cultura donde falta el sentido de los límites, donde se tiende a exteriorizar los impulsos, cada quien es libre de crear su propio estilo de vida, al margen muchas veces de las normas sociales.
Nuestra sociedad actual impone pocas restricciones al comportamiento, fomenta la exteriorización de los impulsos sexuales y minimiza la importancia de los sentimientos. El mandato es ser exitoso, productivo, alcanzar el poder, altos niveles de rendimiento y se desplazan valores como la dignidad, la integridad y el respeto a uno mismo y los demás.
En la sociedad postmoderna la consigna es mantenerse joven, rebelarse contra de las leyes de la naturaleza. Lo superficial, la frivolidad ha dejado de ser mal vista y hoy es considerada un valor. Ante la antinomia tener o ser, para la cultura postmoderna, soy lo que tengo. La cultura de la imagen, alimenta la omnipotencia narcisista de creer que se puede lograr cualquier satisfacción imaginada.
El trastorno narcisista es el resultado de una distorsión del desarrollo normal. Según André Green, desde el punto de vista freudiano de la psicopatología, la estructuración de una personalidad narcisista, implica una detención o fijación del desarrollo de la persona a etapas infantiles de profunda gratificación, o una regresión del individuo a estos períodos, por su incapacidad para tolerar y enfrentar los retos y fracasos que la maduración y la vida imponen. Lo anterior le genera profundos sentimientos insatisfacción, vacío y soledad.
El amor y respeto por uno mismo son necesarios, para que exista amor y respeto por el otro. “Uno” y también los “Otros” son objeto de los mismos sentimientos, el amor no puede dividirse en uno solo, según Eric Fromm, el amor tiende al crecimiento y al desarrollo, a la felicidad imparcial.
Narciso está atrapado en un círculo vicioso, el objeto de su amor es la imagen que ha hecho de sí, y no de su verdadero ser. Si logra conocerse, a través de un proceso terapéutico, probablemente pueda crecer, amar y amarse de verdad.
Claves:
El narcisista se caracteriza porque la preocupación se centra en el mismo, con exclusión de cualquier otro. Lo que suele generar relaciones de explotación y crueldad hacia las demás personas. Pero a la vez siente inseguridad e insatisfacción crónica acerca de sí mismo.
Lic. Estela Dova. Psicóloga – M.P. 1936 – Magister en Psicoanálisis – Miembro de Fundación Clínica de la Familia