Entre los aportes y la controversias que han emergido a partir de los planteamientos feministas, especialmente del feminismo que aboga por la diversidad de identidades, ha surgido una línea de investigación y acción que empieza a ser conocida como “Nuevas Masculinidades”.
Esta línea ha permitido replantear distintas prácticas relacionadas con el género y comprender de manera más específica las subjetividades masculinas que se han consolidado como hegemónicas y en ocasiones violentas. De esta manera y en algunos espacios, ha sido posible actuar política y terapéuticamente hacía contrarrestar esto.
Las Nuevas Masculinidades: respuesta a una crisis
Los enfoques de género provocan malestar. Incomodan porque cuestionan nuestros lugares en el mundo, nos obligan a reacomodar posiciones subjetivas, es decir, identidades y relaciones entre unas y otros. En este sentido, son malestares que generan una “incomodidad productiva” (Sánchez, 2017).
Si analizamos las transformaciones sociales de los últimos años, y especialmente miramos las prácticas violentas con las que muchos hombres han tratado de reafirmar su propia virilidad; podemos notar que la masculinidad está en una crisis.
Crisis que se hace especialmente visible en la violencia hacia las mujeres, pero que se relaciona también con distintos malestares de género experimentados por los propios hombres. Los enfoques de género han permitido poner atención en esto. Hacen posible comprender algunas cuestiones específicas sobre las relaciones, las subjetividades y los malestares que se han construido a través del binarismo de género.
¿Una alternativa a la masculinidad hegemónica?
Las Nuevas Masculinidades surgen como alternativa a la masculinidad hegemónica. El término de “masculinidad hegemónica” hace referencia a las conductas de masculinidad dominantes, lo que incluye los modelos más tradicionales de dominación por género; basados, por ejemplo, en mandatos como “los hombres no lloran”, “siempre son valientes”, “nada femeninos”, “incuestionablemente heterosexuales”, etc.
En otras palabras, se trata de los valores, las creencias, las actitudes, mitos, estereotipos o conductas que legitiman el poder y la autoridad de los hombres sobre las mujeres (y sobre todos los demás que no sean hombres heterosexuales).
La masculinidad hegemónica es la que ha dado origen a toda una forma de organización política y social basada en la idea del liderazgo del varón y el predominio de esta cosmovisión esté sobre las demás formas de vida.
No obstante, dicha hegemonía también puede reproducirse en modelos que se presentan como alternativos y nuevos (y no solo en la masculinidad tradicional), razón por la cual el propio concepto de Nuevas Masculinidades se revisa constantemente. Así, una de las bases para el replanteamiento de la masculinidad, es su capacidad auto-reflexiva y crítica hacia los distintos modelos, valores, prácticas y experiencias de la masculinidad.
En suma, se conocen como Nuevas Masculinidades porque tratan de consolidar experiencias y prácticas alternativas a la masculinidad hegemónica.
Acción política y terapéutica centrada en la experiencia masculina
Es bastante común que los hombres se adjudiquen la tarea de enseñar a las mujeres qué hacer para dejar de ser violentadas. Pero esto muchas veces ocurre desde la prohibición, y desde la conveniencia del propio hombre (no lleves tal ropa, no salgas sola, no hables de tal manera, etc.).
Ante esto, de una u otra manera muchas mujeres han explicado que la forma de solidarizarse con las luchas feministas, y en contra de la violencia de género, no es por ese camino; entre otras cosas porque las recomendaciones están hechas desde experiencias completamente ajenas a la violencia de género, que al final reproducen la misma dominación.
Esto no solo ha sido expresado por mujeres, sino que muchos hombres han respondido creando caminos basados en su propia experiencia, que se traducen en acciones políticas y terapéuticas.
Replantear los modelos de género
En términos generales se tratar de generar replanteamientos colectivos de género (específicamente en torno a la masculinidad) como acción política para abordar algunas fenómenos relacionados con violencias y malestares de género, desde la experiencia masculina de los hombres.
En otras palabras, se trata de “deconstruir” la masculinidad hegemónica. Es decir, hacer conciencia de las condiciones históricas y estructurales que han generado desigualdades y violencias de género, y hacerse cargo individualmente de lo que corresponda.
Por ejemplo, asumir cuando han sido partícipes de dichas violencias y buscar en colectivo algunas estrategias para evitarlas. O bien, poner en común la propia vulnerabilidad haciendo explícitas las experiencias y los malestares de género; y a partir de ahí, articularlos con las experiencias y malestares del otro género y las sexulalides no hegemónicas.
¿Nuevas Masculinidades o Masculinidades Híbridas?
El concepto de Nuevas Masculinidades ha generado muchos debates. Por ejemplo, Jokin Azpiazu, pionero en los replanteamientos del género masculino, sugiere que la idea de las Nuevas Masculinidades se entiende mejor a través del concepto de “masculinidades híbridas”, propuesto inicialmente por la socióloga C.J. Pascoe.
Este último término hace referencia a que las masculinidades en sí no deben presentarse como nuevas, sino que el esfuerzo debe ser hacia incorporar elementos no-hegemónicos que generen nuevos modelos y relaciones.
Fuente: artículo extraído de Psicología y Mente. Escrito por Grecia Guzmán Martínez, Psicóloga | Redactora especializada en Psicología Social