En el artículo la autora informa sobre esta enfermedad que afecta las relaciones familiares, laborales y sociales en un porcentaje importante de mujeres.
Extrema irritabilidad, tristeza, sentimientos de desesperanza y enojo son algunos de los síntomas más severos del Síndrome Disfórico Premenstrual. Si bien afecta a un porcentaje menor de la población femenina, esta alteración puede interferir severamente en las actividades cotidianas de quienes lo sufren y pueden incluso confundirse con trastornos mentales como la depresión.
El Síndrome Premenstrual (SPM) se define como el conjunto de síntomas físicos y psicológicos que ocurren con un patrón cíclico durante la segunda mitad del ciclo menstrual. Son los clásicos dolores y molestias que millones de mujeres reportan días antes de la llegada de la menstruación. Pero estos típicos síntomas pueden llegar a ser tan agudos que incluso se confunden con una depresión. En estos casos, estamos frente a un Síndrome Disfórico Premenstrual (SDPM) la forma más severa del SPM, donde hay una exacerbación patológica de los cambios somáticos y psíquicos que ocurren durante la fase luteínica en el ciclo femenino normal, y que produce incapacidad física, psíquica y problemas de relación familiar, laboral y social. Esta última condición es imprescindible para considerarla una enfermedad.
El Síndrome Premenstrual es muy frecuente y afecta a alrededor del 75% de las mujeres con ciclos menstruales regulares, en cambio el Síndrome Disfórico Premenstrual sólo afecta entre un 3% y 8% de las mujeres.
Además de los síntomas característicos del SPM, como el mal humor, la irritabilidad y la tensión interna, las pacientes con SDPM suelen presentar fatiga, cansancio, falta de energía, tristeza, sentimientos de desesperanza, ansiedad, cambios bruscos del humor, fragilidad emocional, enojo, conflictos con los familiares o compañeros de trabajo y amigos, desinterés en las actividades habituales, falta de concentración, cambios en el apetito, somnolencia, insomnio, tensión y dolor mamario, cefalea, aumento de peso y dolores articulares y musculares.
El diagnóstico del Síndrome Disfórico Premenstrual.
Este se realiza, generalmente, basándose en la medición subjetiva de síntomas que realiza la paciente en un diario que puntúa en cada día del ciclo, observándose claramente la aparición o agravamiento de síntomas en período luteal.
Debido a que presentan síntomas similares, el SDPM se puede confundir con la exacerbación sintomática premenstrual de otras enfermedades psiquiátricas, como los desórdenes depresivos, por ansiedad, las psicosis, las crisis epilépticas, la bulimia, los trastornos de personalidad, la migraña, el asma y las alergias.
Los diversos estudios científicos sugieren que la causa de este desorden estaría en los cambios hormonales (alzas y caídas) en los niveles de estrógeno y progesterona, lo que produciría alteraciones bioquímicas en el cerebro, los cuales afectarían a una sustancia llamada serotonina. Sin embargo, aún se desconoce porque algunas mujeres desarrollan estos trastornos y otras no. Lo más probable, es que las pacientes que presentan el problema sean más sensibles a las variaciones hormonales.
Los tratamientos para esta enfermedad.
Las medidas generales recomendadas para las pacientes que sufren de este trastorno, incluyen practicar ejercicio en forma regular, aprender técnicas de relajación y consumir los suplementos vitamínicos y minerales. En las pacientes que no responden a estas medidas, se les recomienda el uso de medicamentos.
Para tratar este desorden, desde mi especialidad, habitualmente se utilizan antidepresivos tales como la fluoxetina, sertralina y paroxetina, entre otros inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina, durante la segunda mitad del ciclo menstrual.
Por otra parte, debido al componente ansioso del SDPM, también las benzodiacepinas han sido evaluadas para el tratamiento de este desorden, pero la sedación y la somnolencia son efectos colaterales frecuentes que limitan su uso, aunque producen una significativa mejoría en el humor y en los síntomas físicos.
Para concluir, vemos que el estado de ánimo es cíclico en la mujer por la gran influencia de los sistemas hormonales sobre los sistemas de neurotransmisión cerebrales. El 75% de las mujeres no precisan indicaciones terapéuticas específicas. Pero aquéllas cuyos síntomas les producen discapacidad en el funcionamiento psicosocial, requieren diagnóstico y tratamiento temprano ya que esta patología puede invalidarlas en forma intermitente durante un tercio de su vida. Así es que una mujer que desarrolle el síndrome a los 20-25 años, puede pasar 1.500 a 3.000 días de sufrimiento y discapacidad, además de repercusiones en su medio familiar, laboral y social.
Dra. María Belén Giordano.
Medica Psiquiatra. M.P.34341
Miembro de Fundación Clínica de la Familia
CLAVES:
En el Síndrome Disfórico Premenstrual hay una exacerbación patológica de los cambios somáticos y psíquicos que ocurren en el ciclo femenino normal. Estos producen un intenso malestar emocional e incapacidad física y psíquica. Como así también, problemas en las relaciones familiares, laborales y sociales.