La ansiedad puede ser motivo de un alto sufrimiento psicológico y pérdida de satisfacción con la vida. Es un cuadro muy común en las consultas por lo que el estudio de los procesos que la mantienen se hace especialmente importante en la investigación en psicología clínica. Hoy nos centraremos en la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) y su tratamiento para la ansiedad basado en la aceptación de la experiencia ansiosa y la dirección hacia acciones comprometidas.
Entendemos por ansiedad una respuesta de nuestro cuerpo que se caracteriza por un conjunto de síntomas que van desde sensaciones (ahogo, palpitaciones, sudoración, nudo en la garganta, miedo, problemas estomacales) hasta pensamientos y creencias (temor a un estímulo, desesperanza, miedo a la pérdida de control, desazón porque ocurra algo malo). La ansiedad es una respuesta normal del cuerpo ante un estímulo que nos parece amenazante (sea o no realmente amenazante nuestro cuerpo así lo siente). Se trata de algo que, aunque no nos guste , forma parte de la experiencia del ser humano. La viviremos, sin ninguna duda, en un momento u otro de nuestra vida.
¿Cómo funciona la ansiedad?
Es importante conocer su funcionamientos para salir del círculo vicioso que genera:
Algunas personas cuando experimentan esa sintomatología tan desagradable, incómoda e incluso dolorosa es habitual que se asusten y comiencen a realizar comportamientos para neutralizarla. Estos intentos de neutralización es lo que denominamos “luchar contra la ansiedad”. Esta lucha está encaminada a que los síntomas desaparezcan y a minimizar las probabilidades de que nos “dé” la ansiedad. Normalmente se tiende a evitar situaciones que me generaron ansiedad, se hacen comportamientos de distracción, se tiende a dar vueltas a la cabeza, dejamos de hacer cosas que creemos que nos podrían poner ansiosos, etc.
Este tipo de comportamientos reducen a corto plazo el malestar de la ansiedad pero a la larga pueden tener un coste importante en nuestra vida. Podemos perder actividades importantes que nos gustan y deteriorar nuestras relaciones con los demás además de hacer mella en nuestra autoestima. Además , quien padezca o observe a alguien con ansiedad, se percatará de la paradoja de las evitaciones: parecen la única buena idea a corto plazo pero a la larga no hacen que desaparezca…¡todo lo contrario! la mantiene e incluso la aumenta.
En pocas palabras: ademas de privarme de hacer cosas valiosas por evitar sentirla la alimento y aumento a largo plazo… Mala estrategia ¿no? Desde las Terapias de Aceptación y Compromiso (ACT) se proponen una serie de movimientos que pueden ayudarnos a salir de este bucle y llevar una vida plena.
“Dejar estar” a la ansiedad: experimentar y mantenerme en lo importante.
Por lo comentado anteriormente el abandono de la lucha es un paso primordial para liberarnos de la ansiedad. aprender a dejar estar la ansiedad y seguir realizando nuestras actividades importantes es crucial para “ponerla a raya” y conseguir que se aleje de nosotros. Aprender a visualizar mi ansiedad, perderle el miedo, sentirla, experimentarla y dejarla pasar son movimientos clave que pueden ayudarnos a salir de la lucha infructuosa del bucle.
Aprender a poner fin a la rumia.
Otro aspecto muy importante en la lucha de la ansiedad es la rumia. Rumiar es un intento mental de solucionar el problema, de encontrar por fin la solución que haga que acabe nuestro sufrimiento. Es el “dar vueltas y vueltas” al tema. Lo que encontramos en el caso de las emociones en general, y la ansiedad en particular, es que pensar no sirve de gran cosa, es más, tiene tendencia a alimentarla aun más por culpa de centrar tanta energía en mi problema. ¿Y si consiguiéramos mover toda la energía que gastamos en dar vueltas hacia otra cosa? ¿Me acercaría un poco más a la vida que deseo? ¿Pondría así un poco “a dieta” a mi ansiedad?
Aprender a parar el comportamiento de dar vueltas es crucial para dejar de luchar contra la ansiedad y conseguir llevar una vida plena. El mindfulness y las técnicas de meditación son centrales en este tipo de terapias. Ayudar a la persona a no dar vueltas a los síntomas y los pensamientos ansiosos reducen significativamente el bucle ansioso y ayudan a que nos acerquemos a las personas que queremos ser.
Volver a conectar con las cosas valiosas de mi vida.
Como comentamos, la ansiedad tiene tendencia a empujarnos hacia las evitaciones y los sitios seguros y tranquilos. Si padeces o conoces a la ansiedad sabrás que son estrategias infructuosas ya que no ayudan a acabar con la ansiedad además de alejarnos de las cosas que nos gustan. Una gran parte de la terapia de aceptación y compromiso es explorar y conectar con los valores que son importantes para nosotros y utilizarlos como brújula para andar hacia ellos a pesar de que la ansiedad haga su aparición. Aprender a dejar de ser esclavo de la ansiedad y dejar de concederle el poder de mi vida para poder centrarnos en las actividades y actitudes que realmente importan.
Preguntarnos a nosotros mismos ¿cuál es la mejor versión de mi mismo que puedo dar ahora mismo? ¿qué es lo que quiere la ansiedad que haga y qué es lo que yo quiero hacer? Este tipo de reflexiones nos ayudan a estar conectados con las cosas valiosas a pesar de que los síntomas hagan su aparición.
En resumen, conocer cómo funciona la ansiedad y dejar de ser esclavos de sus apetencias para pasar a tener el control de nuestra vida son aspectos que se han demostrado centrales en la liberación del bucle de la ansiedad.