Artículo publicado en Diario Puntal el 2 de Marzo de 2020.
Autora: Lic. Maricel Nuñez. Trajadora Social – M.P. 2105.
Área prevención de la Fundación Clínica de la Familia.
Último Primer Día. Lo que los adultos debemos saber
En los últimos años se ha ido propagando una nueva moda, costumbre o estilo de festejo propio de los alumnos del sexto año del secundario, quienes deciden celebrar que están próximos a culminar la educación secundaria. Esta celebración se organiza generalmente a través de las redes sociales y/o grupos de whatsapps y los adolescentes pueden ser muy creativos para la misma: disfrazarse, cargar banderas y remeras preparadas para ese día y que representan a su curso y escuela; puede haber también aerosoles con espuma, cotillón y bombos; hasta aquí es todo originalidad y alegría, y no habría motivo por el cual considerar negativo o problemático este nuevo tipo de ritual. Sin embargo, dentro del objetivo del festejo el cual consiste en pasar juntos sin dormir la noche previa al Ultimo Primer Día de clases y luego ir a la escuela (de aquí en mas UPD), aparece el consumo de alcohol como parte de la fiesta, en muchos de los grupos de alumnos reunidos a lo largo del país y dentro de lo cual Río Cuarto no es la excepción.
Hemos sido testigos de la alegría de los alumnos que en Marzo del 2019 se reunieron de distintos colegios públicos y privados en la plaza central para intercambiar cantos y exhibir remeras y camperas de su promoción, luego de haber compartido con sus compañeros su UPD en alguna casa de familia, quinta o club, sólo que tristemente tras su paso dejaron destrozos, pintadas, calles cortadas, y hasta algunos dieron notas periodísticas donde es evidente que se expresan bajo los efectos del consumo de alcohol.
No hay decisión que no genere consecuencias
Como respuesta a esta modalidad de festejo y arribo al primer día de clase por parte de alumnos que no podían mantenerse en pie o como celebraba una frase impresa en la remera de alumnos de un colegio “vamos como queremos, volvemos como podemos”, los directivos de los establecimientos educativos resolvieron llamar a los padres de los alumnos para que se presentaran a retirarlos, y en otros casos dieron también aviso a personal de EDECOM quienes procedieron a realizar test de alcoholemia. De esta manera se dejaba asentado que el joven o jovencita alcoholizado no podría permanecer en el aula, más allá del disgusto del adulto responsable del mismo que sin esperarse esta decisión debía retirarse de su trabajo para buscar a su hijo o hija alcoholizado a la escuela. Al cierre del ciclo lectivo 2019 muchos padres ya habían firmado en diferentes escuelas una notificación y autorización para protocolizar esta acción.
Cada día tomamos decisiones, algunas más simples que otras, desde el Ministerio de Educación de la Provincia no solo elaboraron un material muy completo sobre el UPD (1), sino que brindan posibles formas de accionar ante esta situación escolar, ya que no se trata solo de un festejo sino que se trata de la salud física y mental de los jóvenes. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, la ingesta nociva de bebidas alcohólicas causa 2,5 millones de muertes cada año en el mundo. Y calcula que unos 320 mil jóvenes de entre 15 y 29 años mueren cada año por causas relacionadas con el consumo de alcohol, cifra que representa un 9% de las defunciones en ese grupo etario.
Acciones conjuntas para prevenir
Como adultos responsables de niñas, niños y adolescentes podemos ser ingenuos y considerar que nada malo puede sucederles si el consumo de alcohol lo realizan bajo nuestro techo, mirada o cuidado. Sin embargo, no hay nada más lejos de la realidad; el permitir, promover la ingesta de bebidas alcohólicas antes de los 18 años de edad es el primer paso para naturalizar la problemática y exponer a los mismos a una dependencia o adicción. Por eso, es importante que como padres o adultos responsables de jóvenes en el ámbito de la educación y la salud, tengamos en cuenta que podemos ser parte de la celebración pero desde un lugar activo y de prevención, promoviendo anticipadamente el involucramiento conjunto de las familias, la escuela y los jóvenes en la planificación de los festejos, brindando espacios para que puedan organizar y presentar ante los mismos una propuesta detallada del festejo y luego trabajar en conjunto entre todos los actores sobre el sentido de las normas y acuerdos que se generen, pudiendo anticipar las consecuencias que conlleve transgredirlos.
Maricel Priscila Nuñez. Lic. Trabajo Social – M.P 2105
Área prevención de la Fundación Clínica de la Familia.
(1) http://www.igualdadycalidadcba.gov.ar/SIPEC-CBA/publicaciones/2019/UPD-25-06.pdf