Un puente entre estas disciplinas es necesario para mejorar las prácticas escolares. En el artículo los autores reflexionan acerca de los aportes de estos conocimientos en la actualidad del aula.
Se dijo que los años 90 constituyeron la década del cerebro. Hoy, pasados poco más de 20 años, y con cambio de siglo, se habla del milenio del cerebro.
Los diversos avances, las nuevas tecnologías, la era de todo es posible (realmente ¿todo es posible?), conlleva no solo la esperanza de encontrar cura de enfermedades que por años parecía imposible, sino también los riesgos de pensar que dichos logros no han implicado esfuerzos, económicos, éticos y sociales, enormes.
Podría decirse que la capacidad per se de todo ser humano es la búsqueda permanente del conocimiento y su posibilidad de decidir en consecuencia. Estamos dotados de estructuras y funciones, que en medio de un contexto sociocultural, nos llevan a construir, crear y recrear, incluso, poner en duda lo que antaño podía manifestarse como verdades absolutas.
¿Cuál es la consecuencia entonces de estos avances en el plano de la educación? ¿Son de utilidad estos conocimientos para mejorar lo que sucede en nuestras aulas hoy? ¿Colaboran para poder pensar e intentar resolver las cuestiones de violencia, inclusión y calidad de los procesos de enseñanza- aprendizaje en contextos educativos?
Sabemos que sí. Hoy conocemos mucho más que antes: que el aprendizaje potencia cambios a nivel cerebral, que existen múltiples sistemas de representación del conocimiento, por lo tanto se hace esencial potenciar aquellos menos utilizados, que el pensamiento es un proceso activo de establecimiento de nuevas relaciones; que la emoción tiene un basamento nervioso: hipocampo, amígdala, hipotálamo, partes frontales y partes temporales, que el funcionamiento cerebral puede ser autodirigido a través de procesos de toma de conciencia y autorregulación. También se ha comprobado que la capacidad de empatizar y regular las emociones, sostenida por conexiones entre la corteza frontal con áreas posteriores y subcorticales, juega un rol crucial en la respuesta ante los conflictos interpersonales y las situaciones de violencia escolar.
En torno a estos avances, la idea es que investigadores y docentes podamos conversar, y emprendamos caminos conjuntos poco definidos y señalizados, sinuosos tal vez. Hoy se hace necesario no solo que los que educan conozcan sobre el funcionamiento del sistema nervioso, sino que los que investigan abran las puertas de sus laboratorios y entren en las realidades tan particulares y especiales de nuestras aulas. De esta manera, lograremos aquietar las aguas turbias que suelen pasar bajo los puentes de una educación y aprendizajes no solo de calidad, sino necesarios para vivir en estos tiempos.
Estudiar, aprender, indagar, investigar incluso más allá de la profesión o el oficio que llevemos a cabo en el transcurso de nuestras vidas, nos permite nada más, ni nada menos que generar nuevas conexiones neuronales. Ya sabemos que no somos sólo lo que traemos, sino lo que podemos llegar a ser gracias a la influencia de un medio u otro que lo aliente o favorezca. Por lo tanto, se hace imperiosa la necesidad de compartir experiencias, de reconstruir saberes y crear propuestas y proyectos educativos sobre la base de la evidencia científica.
Las investigaciones en neurociencias deben apuntar al mejoramiento de la calidad de vida de una sociedad. Ese ha de ser su objetivo principal: el progreso científico ha de contribuir a resolver los problemas de la humanidad y a humanizar.
En pos de este interés, es que se llevará a cabo la 1° Jornada de Neurociencia Cognitiva y Afectiva. Sus Vinculaciones con la Psicología Educacional, con la finalidad de aportar al campo emergente denominado: “cerebro, mente y educación” que une el conocimiento de la neurociencia, la ciencia cognitiva, el desarrollo y la educación con el fin de crear un saber que mejore la comprensión de los procesos de enseñanza-aprendizaje e integre investigación y práctica educativa. En dicha Jornada, un conjunto de investigadores del Laboratorio de Procesamiento en Neuroimágenes de la U.N.C. y de la Facultad de Ciencias Humanas de la U.N.R.C. compartirán resultados de sus líneas de investigación referidas a la conectividad cerebral, redes atencionales, autorregulación y metacognición, al mismo tiempo, reflexionarán sobre los posibles vínculos entre neurociencia y educación en situaciones de prácticas concretas.
Invitada: Dr. María Laura de la Barrera. Psicopedagoga – M.P. 22-1289 Docente de la U.N.R.C.
Mg. Juan Pablo Zorza. Psicólogo – M.P. 4512 – Invest. Lab. en Neuroimágenes de la U.N.C. –Miembro de Fundación Clínica de la Familia